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¿Sus ideales quedan en el anacronismo?

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Fernando Aguirre Ramírez

Hace exactamente cincuenta años, se vivía un convulsionado año de 1968. Movimientos estudiantiles y obreros surgieron en diferentes rincones del mundo para reivindicar en algunos casos mayores libertades civiles y en otros, mejorar sus condiciones económicas. Particularmente, la rebeldía juvenil de los años sesenta y ochenta respondía a lo que se consideraba una realidad política-social autoritaria, tradicionalista y restrictiva.

El mayo francés del 68 fue uno de los casos más emblemáticos de estas manifestaciones mundiales. La Francia, de Charles de Gaulle experimentó una revuelta estudiantil originada en la Universidad de Nanterre, en los suburbios parisinos, que tomó proporciones inimaginables luego de que millones de obreros se sumaron a la causa y paralizaron por semanas al país en una huelga general jamás vivida.

El periodista español Joaquín Estefanía define en su libro Revoluciones, los cincuenta años de rebeldía (1968-2018), que el mayo francés del 68 fue una revolución conservadora que junto con otros movimientos contribuyó a la construcción de una izquierda alternativa con una novedosa ideología desafiante hacia temas tabúes como la libertad sexual, el respeto a las minorías, el feminismo, el ecologismo o una educación igualitaria y que, en los años subsecuentes, transformarían por completo los valores morales y sexuales profundamente arraigados.

Uno de los líderes destacados del movimiento estudiantil francés, el alemán-judío Danny Cohn-Bendit, conocido como Danny “le Rouge” (“el Rojo”), insertado en la política europea al paso de los años, escribió en su libro Forget 68 que 1968 fue un momento extraordinario que aceleró el rumbo y cambió muchas cosas en la historia, pero que hoy se vive otra realidad. Cohn-Bendit considera que el 68 fue, en su momento, una revuelta juvenil contra un mundo rígido y conservador creado por los padres de esa generación después de la guerra. Un mundo en el que no se vive más.

El exdirigente del Movimiento 22 de marzo del 68 en Francia, afirma que el movimiento ayudó a lograr mayor igualdad para las mujeres en la sociedad y la vida política francesa, beneficio que se replicaría más tarde en otros países. Además, se trazarían caminos para conquistar los derechos de los homosexuales, los disminuidos y promover la conciencia ecológica. Todo ello, insiste el autor, ha creado un mundo verdaderamente nuevo, convirtiendo en anacrónicas las viejas luchas de hace cinco décadas, inadecuadas para la sociedad que ha sabido reinventarse.

“Discutir siempre el mayo del 68 es a menudo una forma de evitar hablar de los problemas de hoy”, sentencia. Nuestro país también vivió su movimiento estudiantil en 1968. Una dura represión policiaca por un enfrentamiento originado entre estudiantes bachilleres de las vocacionales 2 y 5 del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la preparatoria Isaac Ochoterena incorporada a la UNAM, desató un efecto bola de nieve que lejos de apaciguarse derivó en manifestaciones y marchas estudiantiles en la Ciudad de México por más de setenta días.

Lo que vendría después es lo que perdura en la mente del colectivo mexicano, y que pasó a la historia como una de los peores represiones que hiciera el gobierno a miles de participantes en el mitin del 2 de octubre, celebrado en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco.

Considero que las reivindicaciones estudiantiles en el México del 68, lejos de ser similares a las que se exigían en otros países, se centraron en evitar la represión y el autoritarismo en cualquiera de sus formas, por ello la búsqueda de la libertad a los presos políticos, derogar el artículo 145 del Código Penal Federal que tipificaba el delito de disolución social, desaparición del cuerpo de granaderos, destitución de jefes policiacos, entre otras, fueron eje central de sus demandas.

En México, ¿qué tanto siguen vigentes o son anacrónicas las reivindicaciones, esperanzas e ideales del 68 que se vivieron en otros países, y que al día de hoy consideran que se han superado y lo mejor es mirar hacia el futuro? Con certeza se puede decir que hemos avanzado en la conquista de libertades civiles y sexuales, como el derecho al aborto o el matrimonio igualitario. También se han dado pasos importantes en la conciencia y acción ecológica, así como en la equidad de género y educación.

Pero, ¿llegará el día en que podremos decir, como Danny “el Rojo”, que hemos superado nuestro 68?, y que estamos en un mundo en el que no se vive más. Creo que nos falta buen trecho para llegar hasta ahí, por ejemplo, la represión no deja de ser un tema pendiente.