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Un viaje desconocido
Un viaje desconocido
Preparatoria
Lil
Andrea tenía 17 años cuando llegó a un país nuevo con su familia; dejaron su casa, sus amigos y todo lo que conocían para comenzar de cero. Al principio todo era raro: el idioma, las personas, las costumbres hasta los pasillos de la escuela se sentían diferentes sin sus amigas.
Los primeros días fueron muy difíciles; extrañaba mucho a sus amigas, las risas y los lugares donde ella siempre estaba. A veces pensaba que nunca iba a sentirse feliz otra vez.
Un día, en la cafetería, unas niñas la invitaron a sentarse con ellas, Andrea lo dudó mucho, porque tenía miedo de no caerles bien, pero al final aceptó. Mientras hablaban, se dio cuenta que algunas también habían pasado por cosas iguales: mudarse, adaptarse, sentirse fuera de lugar. Por un momento, Andrea sintió que podía tener amigas otra vez.
A los pocos días escuchó a esas mismas niñas diciendo cosas feas de ella; comentarios como: “Ella no pertenece aquí” o “¡Que se regrese a su país!”, esas palabras le dolieron muchísimo. Le dio mucha tristeza, miedo y ganas de esconderse.
Esa noche ella solo lloró y lloró sin parar, pero después pensó en todo lo que había vivido desde que se mudó; recordó lo valiente que había sido y decidió que no quería seguir callada.
Después, durante su clase, le pidió permiso a su maestro para hablar; muy nerviosa le contó su historia: cómo había dejado su casa, a sus amigas, a su país y lo difícil que era sentirse diferente y adaptarse a nuevos retos o lugares diferentes. Les dijo a todos que las palabras podían lastimar más de lo que imaginaban.
Cuando terminó de hablar, el salón se quedó en silencio. Nadie dijo nada, hasta que las niñas que habían hablado mal de ella se acercaron a pedirle una disculpa. Le dijeron que no sabían todo lo que había pasado y que la admiraban por ser tan valiente.
Desde ese día, Andrea empezó a sentirse más tranquila. Había encontrado a sus nuevas amigas y ya no tenía miedo de ser ella misma.
Con el tiempo, empezó a ayudar a otros amigos nuevos; les contaba su historia y los animaba a no rendirse, les decía que ser diferente no estaba mal y que todos somos increíbles.
Unos años después, cuando le pidieron que escribiera sobre el viaje más importante de su vida, Andrea no habló del avión ni del nuevo país. Escribió sobre el viaje de conocerse a sí misma, superar el miedo y descubrir que siempre necesitas seguir adelante, aunque todo sea diferente.
