El león Gustavo

Título: El león Gustavo
Categoría: Secundaria
Seudónimo: Mar Dorado

Había una vez un león llamado Gustavo. Desde su nacimiento, la vida no fue fácil para él; sufría de dolor, no podía gruñir ni caminar bien, y cuando intentaba cazar, todos los animales se escapaban, dejándolo frustrado y triste, sintiéndose inútil.

Un día, abrumado por la desesperación, decidió rendirse y se lanzó desde un acantilado; pero, en un giro inesperado, no murió al caer; en su lugar, aterrizó en un lago lleno de hipopótamos. Justo cuando parecía que iba a ser mordido, una luz brillante apareció en el cielo. Era un antiguo espíritu de la selva que descendió y lo tocó con su energía mágica.

De repente, Gustavo sintió cómo sus patas se llenaban de fuerza, y se dio cuenta de que podía saltar tan alto como un mono. Sus músculos se fortalecieron y su rugido resonó más fuerte que un trueno. El león no podía creerlo: ahora podía correr a gran velocidad, saltar sobre árboles enteros y mover enormes rocas con un solo zarpazo.

Emocionado, corrió hacia la selva. Por primera vez, pudo cazar, pero en lugar de abusar de sus nuevos poderes, decidió usarlos para ayudar a los demás animales. Cuando había incendios él saltaba sobre las llamas para rescatar a los más pequeños; cuando los ríos se desbordaron, usó su fuerza para levantar troncos y construir puentes.

Los otros animales comenzaron a admirarlo y respetarlo. Gustavo ya no era el león triste y débil de antes; ahora se había convertido en un verdadero héroe de la selva.

Un día, un grupo de cazadores humanos entró al bosque con trampas para atrapar animales. Todos estaban aterrorizados, pero Gustavo, con su gran salto, se lanzó sobre ellos y rompió las jaulas con su fuerza. Los cazadores, asustados, huyeron y nunca regresaron.

Desde entonces, el león Gustavo fue recordado como el guardián de la selva, un ser que usó sus poderes no para presumir, sino para proteger a los demás. Y así vivió feliz, orgulloso y rodeado de todos los animales que lo querían y admiraban.