El último viaje

Título: El último viaje.
Género: Cuento.
Categoría: Secundaria.
Seudónimo: Pistache.

            ¿Soy yo? ¿O no lo soy? ¿Qué seré yo sin este viaje? Me subí a mi carro y arranqué, sin pensarlo, solo a una velocidad de 35km por hora, con la luz de los faros en la tranquila noche. No sé a donde voy, ni sé por qué, pero sé que algo me está llamando ¿Qué es?

            Una luz. La que se refleja en el parabrisas de mi Toyota Yaris rojo del 2005. Se encuentra igual que siempre, con la luz del faro derecho roto, dañado, con rayones que se podrían ver desde una distancia muy larga. Mi pequeño coche, el que me acompañaba a todas partes.

            Fue de un segundo a otro que, de la noche espesa, salió una luz desde el cielo. Una luz muy brillante, una luz tranquila.  Y de repente, una voz  pausada se escuchó en los asientos detrás de mí. Era un señor de mediana edad, con arrugas notables en su cara, brazos y manos; con el cabello gris, como las cenizas y unos ojos hipnóticos.

            Yo lo veía por el retrovisor. El coche, de repente, se manejaba solo.

  -¿A dónde te diriges?- preguntó el anciano.

 – Voy al camino sin retorno – respondí sin pensarlo.

  • Oh, al camino sin retorno. Si quieres dirigirte ahí, debes olvidar tus recuerdos, tristes y felices, tus amores y tus rencores. ¿Acaso estás dispuesto a hacer tal sacrificio?

            No respondí, fue entonces que el señor ya no estaba, y yo volvía a conducir mi carro.

Repetía una y otra vez:

  • Voy al camino sin retorno… voy directo hacia la luz.

            Fue en ese instante que los árboles a mi alrededor parecían abrazar al cielo, y se volvían de un color verde fosforescente. Todo se sentía feliz.

-¿Qué estoy haciendo? ¿Qué estoy pensando? Ni yo sé – me planteé sin hacerlo realmente.

            Fue en ese entonces que todo se sintió más liviano. Estaba flotando. Estoy en el cielo. Lo logré. Estoy volando. Nadie me reconoce ¿Mis familiares se van a acordar de mí? Eso creo… ¿Quiénes son estas personas? ¿Ángeles? No… no lo son ¿O sí?

            Llegue a la altura máxima. Me siento en la galaxia, flotando junto a las estrellas.

  • Estoy volando, estoy volando- repetía.

Mi viaje al cielo se siente real,

-¿Lo logré?

            Me estaban hablando.

  • Hola, estoy de vuelta- dijo de nuevo una voz pausada. era el anciano.
  • ¿Llegamos juntos? Tú me guiaste hacia acá, y lo sé- dije con una voz segura y orgullosa.

            Todo estaba en silencio. Podía escuchar una explosión estelar a miles de años de distancia.

  • No me equivoqué. Este no es tu tiempo- dijo el anciano.

            Y de un segundo a otro, sentí un jalón hacia abajo. Sentía que me arrancaba la piel. Ahora me estoy ahogando, y siento una electricidad.

            Desperté en el hospital. Estoy vivo.

            ¿Quién era ese anciano? ¿A qué se referiría con “este no es tu tiempo”? Creo que tendré que esperar hasta que vuelva a pasar. No moriré hoy.

            ¿Qué me pasó? Algo punzante se sintió en el corazón. Estoy sufriendo un infarto. Las ondas de la  pantalla del electrocardiograma fueron bajando. Mi pulso se despedía. Ya es mi hora.

            El anciano… lo recuerdo. Mi ángel guardián.

            El anciano… soy yo mismo.

            Mi viaje al cielo a acabado.

            Mi cuerpo ya no me responde.

            Pero mi mente aún flota, aferrada al último recuerdo.