Categoría: Poesía abierta
Seudónimo: Tulipán
Escribí esto de madrugada,
porque la noche —cómplice y sabia—
me recuerda la forma de tu mirada:
ese instante suspendido
entre la palabra y el adiós.
Te he perdido.
No por distancia,
sino por descuido del alma.
He llorado días que no terminan,
donde el reloj se detiene
solo para verme caer.
La noche me observa, cautelosa,
esperando que te escriba,
como si las letras pudieran
reconstruir el eco de tu voz.
Pero escribir sería mentirle al viento:
solo alimentaría el espejismo
de que aún queda algo por decir.
El día, ingenuo, sonríe en la ventana,
me ofrece claridad y tregua.
Pero no entiende que la luz también hiere
cuando entra donde hubo sombra.
Prefiero entonces el silencio:
ese que no juzga ni promete,
que avanza lento,
como un animal que ha aprendido a amar el vacío.
Un silencio que respira contigo,
que dice sin decir,
que cierra sin romper.
Y mientras el mundo vuelve a girar,
entiendo que no era necesario hablar:
que a veces el amor
sobrevive mejor en el murmullo
de lo que nunca se pronunció.