Mi Cuenta CDI

Lo difícil es no amar

Centro Deportivo Israelita, A.C.

Una de mis más recientes obsesiones es la longevidad, la expectativa de vida cada vez le gana unos cuantos años más a la muerte y, si todo sale bien, es probable que viva más que cualquiera de mis antepasados. Para una cultura como la nuestra, tan obsesionada con el linaje y con transmitir de generación en generación el amor a D-os y el servicio a los demás, vivir largos y buenos años no es tema menor. Incluso así nos bendecimos cada cumpleaños, hasta 120, como la vida de Moshé Rabeinu. Además, ahora encontramos cientos de áreas de especialidad para mantenernos jóvenes y activos por mucho más tiempo. Los médicos nos recetan comer bien, hacer ejercicio y dormir adecuadamente; las farmacéuticas nos venden una cantidad infinita de medicamentos para que todo funcione más y por más tiempo, los asesores financieros nos recomiendan comprar seguros, invertir, ahorrar y tomar previsiones económicas para tener un futuro más o menos cierto. Todo eso me parece muy bien, son buenas recomendaciones para sobrevivir. Sin embargo, nos falta considerar el factor más fuerte y determinante de la calidad de vida: EL AMOR. La satisfacción en nuestras relaciones es la piedra angular para una calidad de vida superior. Además de ser una aspiración personal, en esta ocasión quiero compartirles algunos de los resultados del Grant y Gluek Studies, parte del Estudio del Desarrollo Adulto Harvard que inició en 1938 y que aún continúa hasta nuestros días. Robert Waldinger, psiquiatra y actual director del estudio afirma categóricamente que la soledad mata con el mismo poder que el alcoholismo o el tabaquismo. El estudio arroja conclusiones que deberían ponernos a pensar y tomar decisiones más precisas acerca de nuestras relaciones y en particular acerca del matrimonio. Cómo y con quién pasamos nuestros días determina en gran parte nuestra salud futura, incluso con mayor influencia que nuestros genes, clase social, coeficiente intelectual o desarrollo profesional. Waldigner sostiene en varias entrevistas que el bienestar y la satisfacción de la pareja a los 50 años es mucho mejor indicador que el colesterol para predecir la salud a los ochenta. Es más, se ha comprobado que los octagenarios que tienen conexiones sociales sólidas experimentan menores fluctuaciones emocionales cuando pasan por episodios de dolor físico. Estos resultados se confirman en las investigaciones de Gianni Pes y Michel Poulain y compiladas por Dan Buettner en su libro Zonas Azules; donde explora los elementos básicos que comparten los centagenarios en el mundo, incluyendo lugares como Cerdeña, Okinawa, Ikaria o Nikoya. Desafortunadamente, cada día tengo más pacientes y amigos que se sienten atorados, frustrados o cansados en sus matrimonios, no encuentran suficientes elementos para explorar una eventual separación y la posibilidad de construir una nueva pareja, pero tampoco tienen la energía o la valentía para reparar aquello que ya no está funcionando. Simplemente el cúmulo de circunstancias, la pésima educación para la comunicación empática y afectiva y la idea de “si no está roto, no lo arregles” me aterran y me llenan de frustración. ¡Estamos hablando de 30 o 40 años más de vida! ¡Mi bisabuela vivió menos que eso! La resignación matrimonial me asusta más que ver a alguien con diabetes comiendo dulces y pasteles sin parar, porque además de afectar directamente a los involucrados, esa relación tiene un impacto directo en el modelaje para sus hijos y sus nietos. Es un tema de salud pública y comunitaria. Ya no tenemos el pretexto “a mi nadie me enseñó”, ya no podemos seguir creyendo que es poco relevante y que mientras el matrimonio siga sosteniendo el patrimonio y los roles sociales tradicionales es suficiente. Arreglar un mal matrimonio, reavivar un matrimonio mediocre e incluso sostener una relación integral, amorosa y exitosa, son tareas titánicas pero no imposibles. Implican riesgos como exponernos vulnerables, perder la actual estabilidad o darnos cuenta que no somos monedita de oro; el margen de fallar es amplísimo pero la alternativa es peor. En serio, ¿estamos dispuestos a hipotecar la salud, el bienestar y el futuro por no atrevernos hoy?

*Terapeuta cognitivo conductual TEAM CBT 55 5216 1188 www.shoshanaturkia.com

//SHOSHANA TURKIA