Cuando los hijos llegan a la adolescencia, los padres se inquietan ya que tienen varias preguntas sin respuesta: ¿cómo será mi hijo en la adolescencia?, ¿será fácilmente influenciable?, ¿sabrá cuidarse y poner límites?, ¿sus amigos serán buenos? Y muchas interrogantes más. Durante la adolescencia los cambios físicos son evidentes y rápidos, el desarrollo emocional va más lento. Los adolescentes van fomentando su identidad, definiendo sus valores, sus creencias, su identidad sexual, su elección de carrera, sus metas y objetivos. Durante este proceso, los adolescentes experimentan diferentes personalidades, buscan a ciertas personas, los imitan o los rechazan, cambian de opinión frecuentemente, pueden sentirse seguros de sí mismo, y rápidamente sentirse desvalorizados. En momentos buscan independizarse de la familia, para aliarse con los amigos, y de pronto tratan de distinguirse dentro de la familia. Respecto a la relación con sus padres buscan independizarse, alejarse, huir, ser diferentes, tener sus propias ideas, aunque por el otro lado siguen siendo dependientes emocionalmente. Buscan la independencia de sus padres, aunque no saben en qué grado lo quieren, y, por el otro lado, los padres quieren que sus hijos sean autónomos, aunque no están dispuestos a perder el control sobre sus hijos. Constantemente los adolescentes están confusos en cómo será su futuro, que harán, qué estudiarán, dónde trabajarán, y a la vez, los padres también están nerviosos de cuál será el futuro de sus hijos. La adolescencia es una etapa que genera mucha tensión entre los padres y los hijos, ya que los padres no quieren perder control sobre sus hijos, es por ello que los padres y los adolescentes deben llegar a acuerdos relacionados con: escuela, elección de amigos, actividades, salidas, horarios, como así en otra cantidad de temas relevantes. Si ambas partes negocian y llegan a acuerdos habrá menos luchas de poder, y por ende, la relación se mantendrá sana. Como padres debemos comprender que los adolescentes tendrán muchos desafíos los cuales afrontar, es por ello que debemos hablar con ellos, y explicarles las consecuencias de algunas de las conductas que pueden llegar a tener. En caso de observar las siguientes conductas, es importante solicitar ayuda de un profesional:

• Uso y abuso de alcohol y drogas. • Desinterés escolar. • Absentismo escolar. • Separación de la familia: divorcio, cambio de residencia, entre otros. • Tendencias suicidas. • Nueva forma de relacionarse con su cuerpo. • Sexualidad. Como padres de familia debemos entender que la adolescencia puede ser una etapa difícil tanto para el hijo como para nosotros, a su vez puede ser una etapa de muchos aprendizajes y acuerdos. Para lograr todo esto debemos ser abiertos y comprensivos, entablar un canal de comunicación, para así ayudarle al adolescente a encontrar su camino sin que se sienta juzgado o criticado. En este siglo XXI, los temas ya no deben ser censurados, es nuestro deber como padres darles a nuestros hijos toda la información relevante para un óptimo desarrollo psicosocial. *Psicóloga, coach, terapeuta cognitivo–conductual Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla. 55 1353 1206

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