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Elecciones en EU: el voto evangélico y el Judío

Centro Deportivo Israelita, A.C.

A estas alturas, es sabido que tanto la población afroamericana como la hispana de nuestro vecino del norte, apoyan en su mayoría al demócrata Joe Biden para la presidencia. Las razones para ello han sido evidentes, aun cuando por ejemplo, haya excepciones, como la de buena parte de la población hispana de Florida de origen cubano, la cual por su historia particular tiende a apoyar a Trump bajo la creencia de que Biden podría ser una especie de socialista o comunista que convertiría a Estados Unidos en una reproducción ampliada del odiado régimen castrista. Otro gran conglomerado de votantes es sin duda el de los integrantes blancos de las iglesias evangélicas que suman varias decenas de millones de habitantes de la Unión Americana. Se trata de población extremadamente conservadora y por lo general apegada a convicciones religiosas impregnadas de interpretaciones mesiánicas. De ahí que todo aquello que vaya en línea con lo que se supone debe ocurrir para que los tiempos apocalípticos lleguen, es merecedor de su apoyo entusiasta. Y como una de sus premisas de carácter mesiánico es que para que Cristo se revele por segunda ocasión es necesario que el pueblo judío esté todo congregado en Tierra Santa, apoyan la política de beneficiar lo que aparentemente esté a favor del Estado de Israel. La presunción evangélica es que una vez que Jesús haya regresado, todos los judíos lo reconocerán como Mesías y lo seguirán. Otro tema de fundamental importancia para cerca del 70 por ciento de los evangélicos blancos es el del aborto, práctica que condenan de forma absoluta, sin atenuantes. De igual manera solo un tercio de esta población aprueba que el Estado proteja contra la discriminación a los miembros de la comunidad LGBT. Es así que en la medida en que el presidente Trump -acompañado por su vicepresidente Mike Pence quien profesa el cristianismo evangélico- ha sido un mandatario abrumadoramente favorecedor de las políticas actuales del gobierno israelí de derecha de Benjamin Netanyahu, y simultáneamente ha manifestado su oposición a la libertad de las mujeres para abortar, el público evangélico blanco al que nos referimos constituye un sector fundamental de la base electoral con la que cuenta Trump. El reciente ingreso de la magistrada conservadora Amy Coney Barrett a la Suprema Corte, promovida por Trump, envía el mensaje de que él y solo él es el candidato al que le deben seguir siendo leales ya que continúa fortaleciendo las opciones políticas que concuerdan con la ideología anti-liberal de los evangélicos. Por otra parte, el voto judío es sin duda, numéricamente hablando, mucho menos importante en tanto la población judía en Estados Unidos consta a lo mucho de 5.5 millones de personas. Pero es interesante el contraste que ofrece con el perfil político de los evangélicos blancos. Al ser cerca de las tres cuartas partes de los judíos estadunidenses liberales convencidos, su historial a lo largo de las elecciones del siglo XX y de las del XXI, ha sido el de haber votado siempre mayoritariamente por el partido demócrata, sin excepciones. Las encuestas realizadas en las últimas semanas dan fe de que esta tendencia se mantiene tan vigorosa o más que en el pasado. De acuerdo con los datos emanados de las encuestas del Pew Research Center y del American Jewish Committee, 75 por ciento de los votantes judíos son pro-Biden, y 22 por ciento favorecen a Trump. Este último sector está integrado básicamente -aunque no en su totalidad- por miembros de la ortodoxia y la ultraortodoxia religiosa judía, quienes comparten aspectos importantes de la visión conservadora de Trump. En varios momentos a lo largo de su gestión como mandatario Trump ha manifestado quejas de que no obstante sus políticas a favor del gobierno de Israel, el público judío estadounidense se ha mostrado malagradecido. Pero la postura pro partido demócrata de la mayoría judía estriba en que en primer lugar, sus prioridades tienen que ver con el estado de cosas en Estados Unidos mismo, ya que su preocupación primordial apunta al manejo de la epidemia, al sistema de salud nacional, al deterioro de las prácticas democráticas y al aliento que el gobierno de Trump ha dado a las corrientes supremacistas blancas que por lo general son antisemitas. De hecho, se acaba de conmemorar el 27 de octubre pasado un aniversario más de la matanza de once fi eles en una sinagoga de Pittsburgh a manos de un supremacista. En cuanto a la política trumpiana respecto a Israel, gran parte de los judíos considera que tales políticas, aunque parezcan positivas, han alejado cada vez más las posibilidades de un arreglo del conflicto con los palestinos, que es sin duda el mayor desafío para el futuro del Estado de Israel como país judío y democrático. Eso ha fortalecido aún más su decisión de votar por Biden.