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Al buen entendedor pocas palabras

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Dr. José Fraid

La afición por la verborrea llega a tener que ver con llamar la atención, ser el centro de la mesa, de las reuniones y de todo el mundo, ahora uno se encuentra con la sorpresa, un artículo que dice que si alguien habla mucho, tiene que ver con problemas psicológicos y hasta nerviosos. Se llama taquipsiquia, del griego rápido y de psyche, mente, es la aceleración patológica de la actividad psíquica, que se presenta en algunas enfermedades mentales y trastornos psíquicos, particularmente en aquellos que cursan con episodios de crisis delirantes como la psicosis y la manía. A la aceleración del pensamiento que es el trastorno cuantitativo de su velocidad y que puede manifestarse con o sin verborrea.

Se agrega en la taquipsiquia una aceleración más generalizada de la actividad psíquica en su conjunto. En su grado máximo y extremo llega a la fuga de ideas. La taquipsiquia no es una enfermedad, sino un signo clínico importante del que se vale el psiquiatra o psicólogo clínico para el diagnóstico diferencial. En la semiología psiquiátrica se inscribe dentro de las alteraciones del curso del pensamiento, más precisamente de su ritmo o velocidad. Este ritmo puede desviarse de la norma y presentarse. Se manifiesta como un aumento significativo de la velocidad de pensamiento, aumento de la cantidad de palabras por unidad de tiempo, mayor espontaneidad y disminución del tiempo de respuesta.

Entonces, resulta que si a alguien no le ‘para el pico’ como se dice vulgarmente, tendrá que revisarse en alguna terapia o hasta ir a consulta psiquiátrica. Los caballeros podrían pensar que todas las damas sufren de taquipsiquia, regularmente son mucho más expresivas, sin embargo, hay que tener cuidado en calificar con enfermedades la velocidad o cantidad de palabras que por segundo, llega a manifestar algún individuo sea del género que sea.

Si existe al revés signos de depresión veremos a gente que sufre de enlentecido o inhibido (bradipsiquia), lo que con frecuencia se asocia a los cuadros depresivos y a ciertas formas de esquizofrenia.

Al final de cuentas, pues el hecho de ser parlanchín o muy callado, puede mostrar síntomas psicológicos, eso es bien importante, no implica si uno es más simpático. La gente que regularmente roba tanta energía con su discurso en una fiesta, con un grupo o en la plática con otra persona, resulta alguien que debe revisar esa parte.

Lo normal es el término medio, aquellos que escuchan, se mantienen concentrados en la plática, emiten ideas auténticas, sin ser expulsivos, sin mostrar sus proyecciones, sin delatarse ante el ‘otro’. No se asuste, este es una guía para resaltar la frase que lleva el título de esta nota, pero además recuerden lo que las miradas pueden decir en un lenguaje sumamente enriquecedor y que delata al más fuerte y al más débil, con tan solo la vista.