//Floriano Pesaro*

Estamos viviendo tiempos difíciles. Casi todo el mundo occidental ha sido impulsado por la inmensa ola de organizaciones e individuos que creen erróneamente que los palestinos son oprimidos en el mundo. Los movimientos de izquierda en todo el mundo, sin ninguna dependencia de la historia y las particularidades de la región, infunden en sus seguidores una postura antisionista que aleja a sus miembros y lleva a tener una percepción de Israel como el país opresor.

Como resultado de esta visión, el movimiento de BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones) fue creado instando al mundo occidental a no consumir productos israelíes, para evitar el intercambio de conocimientos, a negarse académicos y artistas, universidades israelíes, conferencias y todo tipo de institución cultural donde pueden ser invitados.

Lo que no todos parecen saber es que el movimiento BDS tiene como uno de sus principales premisas la aniquilación de Israel. Un movimiento que predica la destrucción de un país nunca puede tener el apoyo de una sociedad democrática y personas de buena voluntad.

De repente, según ellos, Israel es el hombre del saco que se traga y priva a los palestinos de cualquier derecho humano.

Marchas y discursos se organizan para informar al mundo del sentimiento anti-sionista. Incluso los países más civilizados se manipulan y se distancian de Israel, sin ofrecer como alternativa el camino hacia la paz.

Los políticos de todo el mundo tienen el descaro de sugerir que Israel es el único responsable de la ruptura de varios procesos de paz, sin tener en cuenta los obstáculos que la Autoridad Palestina y sus líderes siempre imponen para la construcción de una paz viable.

Hoy en día, Israel sufre de un aislamiento significativo, que surge de una visión global distorsionada y creciente, debido al antisionismo.

Podría hablar de este tema, que es extremadamente peligroso y crea una sensación de antagonismo hacia Israel, depredador, y conduce a un aislamiento injustificable.

Sin embargo, esta percepción de Israel lleva a cabo en la sociedad un sentimiento mayor, travesía que surge en las profundidades de las personas que ven a Israel como la patria judía opresiva.

Hoy en día la gente dice que son solo antisionistas, como el factor de rechazo al sentimiento racista, pero sus acciones reflejan un antisemitismo latente que, poco a poco muestra su cara.

Cada vez más estamos en presencia de una acción en contra de lo judío, que prevalece sobre todo en Europa, pero muchos otros países también comparten este sentimiento.

Hoy en día, vivimos en el absurdo de ver a un judío atacado en Francia, por la sencilla razón de usar kipá. Manifestaciones así se han visto en Alemania, donde gritan Jüde, recordando las marchas anteriores poco después de la Segunda Guerra Mundial. Otros países también tienen sus marchas con un contenido claramente antisemita.

Hoy en día, el judío promedio ya ha visto en el aire el renacimiento de un velado racismo que se hace cada vez más visible.
Nos sentimos incómodos frente a esta imagen.

Sin embargo, hoy podemos respirar, porque Israel es firme y listo para defender a los judíos, desde cualquier parte del mundo para evitar que sean víctimas de una situación más agresiva.

Hoy en día, ya no somos una nación sin gente.

Somos todo Israel.

*Secretario de Desarrollo Social del Estado, congresista del Gobierno de Brasil.