Cuando negamos o reprimimos nuestras emociones, luchamos contra ellas y solo nos quejamos, la energía en vez de ocuparla para solucionar el problema, lo centramos en la emoción y aumenta nuestro malestar.
La manera de negar las emociones se transforma en adicciones, depresión, angustia, ansiedad e inclusive puede la persona llegar a atentar sobre su propia vida.
Para regularlas, recurrimos a la inteligencia emocional que está compuesta por habilidades que aprendemos a través de un entrenamiento adecuado a través de todo el ciclo vital.
Una correcta educación emocional se debe dirigir a conocer qué es y qué no una emoción, llamarle por su nombre o sea tener un vocabulario emocional preciso para identificarla, conocer su componente fisiológico, qué sentimos en nuestro cuerpo, en qué parte de él, también su componente cognitivo, qué nos hace pensar, qué produce en nuestra mente, así diferenciando nuestras emociones como las de los demás, fijándonos en los aspectos faciales o corporales que produce cada emoción, y así poder identificar cómo se siente el otro.
Cuando detectamos y aceptamos nuestras emociones, las podemos manejar y no ser manejados por ellas.
El conocimiento de las emociones es de gran importancia para lograr una adecuada sociabilización, mejorando nuestras relaciones interpersonales, mejorando la calidad de vida, protegiéndonos de problemas tanto psicológicos como físicos.
Hay que tomar en cuenta que las emociones influencian en el pensamiento, así si somos conscientes de esta influencia evitaremos las emociones con efectos negativos, y buscaremos estrategias para potenciar las emociones con efectos positivos. Actuamos como pensamos, así que si queremos sentirnos bien hay que pensar bien. Es importante para la salud física y mental contar con una red de apoyo de calidad como familia o amigos, pudiendo platicar con ellos, así como escucharlos y saber pedir ayuda, buscando la persona adecuada, el momento y lugar correcto. Cuando se expresa una emoción debe ser en primera persona: Yo me siento... Así no culpamos o atacamos al otro.
Algunas estrategias para bajar el estrés producido por algunas emociones son la relajación, ejercicio físico, así como la expresión emocional a través de la escritura o recurrir a una ayuda psicoterapéutica.
Desarrollemos esta inteligencia emocional para nuestro beneficio, así como ayudemos a nuestros hijos a desarrollarla, ya que así les daremos las herramientas para vivir más felices.
DATOS:
En Maayán Hajaim contamos con psicólogos y psiquiatras, línea telefónica de apoyo 5292-5131, área de acompañamiento emocional y Rabinos. Para tu desarrollo personal, también contamos con cursos, talleres y grupos de apoyo.
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