//Noemi Weil Borg

El pasado 3 de noviembre de 2015, dio inicio el Noveno Congreso Mundial del JCC Global, mismo que tuvo lugar en el Hotel Jehudaen Jerushalaim, donde participaron tanto dirigentes como voluntarios de las comunidades judías de varios lugares del mundo, como Francia, Turquía, Grecia, Polonia, Estado Unidos, Chile entre otros, así como México, que estuvo representada por 25 integrantes del Comité Ejecutivo del CDI, como la máxima institución intercomunitaria que representa a la Comunidad Judía mexicana, en la cual tuve la gran fortuna y honor de haber participado en tan magno evento.

Durante el congreso hubieron varias conferencias y actividades que nos permitieron relacionarnos con los dirigentes y voluntarios de las comunidades de los otros países, esto con la finalidad de lograr una retroalimentación; esto es, aprender y tomar lo mejor de cada comunidad, sin embargo es un hecho que cada comunidad de acuerdo a la situación que vive su país, es como buscan y procuran que continúe y crezca su comunidad, y con ello evitar que desaparezca. Fue muy interesante que, por ejemplo Francia tiene un gran problema de antisemitismo, al igual que Turquía, en la que el 99 por ciento de la población es musulmana y dadas las nuevas reglas de gobierno actual la comunidad judía de esos países ha tenido que tomar decisiones radicales.

Asimismo, Francia tiene una máxima seguridad para evitar un atentado y el nuevo proyecto en el que están trabajando es incluir dentro de su comunidad a los musulmanes y cristianos para que convivan y haya una armonía y con ello evitar algún problema de antisemitismo, o bien en Cracovia, Polonia, lugar donde hace unos años fue uno de los lugares de mayor exterminio de judíos durante la época nazi, donde hoy en día es bien recibida la comunidad judía y su estrategia es precisamente el efecto contrario de lo que llegó hacer Hitler, toda persona que tenga algún familiar así sea lejano que fuese judío, para ellos es judío y lo invitan a unirse y formar parte de la comunidad, lo más increíble es que no tienen seguridad, las puertas están abiertas para quien quiera unirse y formar parte de la comunidad judía en Cracovia, Polonia.

Así pudiera seguir hablando de cada país, cada uno con sus ideas y con su propia forma de trabajo, unos se enfocan en lo cultural, otros en el deporte, otros en las actividades recreativas, pero todos teníamos el mismo objetivo y evidentemente la misma identidad, esto es, todos éramos judíos que queremos trabajar para nuestra comunidad, seguir construyendo para nuestros hijos, que son el futuro del pueblo judío, y es ahí donde no importando el idioma o tu país natal, en la inauguración todos en una sola voz con gran emoción cantamos el Hatikva y bailamos Hava Nagila, como un mismo grupo sin importar que no nos conocíamos, lo mismo ocurrió en la clausura, todos cantamos Haleluya y Shir LeShalom (Canción para la paz), fue muy emotivo terminar el congreso como si fuéramos amigos de toda la vida.

Agradezco esta gran oportunidad, me llevo una gran experiencia de vida, de aprendizaje, ya que lo único que sabíamos es que todos estábamos ahí por el mismo fin común, buscamos crear y que perdure un lugar en nuestro país de origen, en donde nos podamos sentir a gusto y podamos hacer deportes o actividades culturales o recreativas en un ambiente judío, pero lo más grandioso fue darme cuenta lo afortunados que somos todos los que formamos parte de la Comunidad Judía de México, de vivir en un país que siempre ha mostrado apoyo, pero también por contar con el Centro Deportivo Israelita, ya que tenemos de todo en un solo lugar: deportes, actividades culturales, recreativas, actividades para la juventud, para los niños chicos y para los adultos.

Es un hecho que tenemos que seguir trabajando para mantener lo que tenemos y para mejorar lo que nos hace falta, pero es un honor ser parte de este gran proyecto, me llevé amigos de Chile, Israel, Turquía, Argentina, pero sobre todo, regresé con grandes amigos que forman parte del Comité Ejecutivo de nuestra Institución, personas con gran potencial, verdaderamente valiosas, comprometidas con su trabajo voluntario y que están dispuestos a trabajar para seguir construyendo y seguir siendo la máxima institución judía en México, la Casa de Todos, el CDI.