Mi Cuenta CDI

Desnudo en la calle, pero contigo

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Felipe Miramontes

Crecí con la idea de que lo peor era quedarse sin trabajo, sobre todo porque eso podría significar quedarse en la calle. Fracasar. Ser un don nadie.

Cuidaba mis trabajos y cumplía al 100 por ciento, quizá no porque estuviera satisfecho o porque ello representara un aporte mío al mundo, sino porque ello me impedía quedarme en la calle.

Un día allá por el 2003, habiendo terminado la universidad, viviendo solo y trabajando en lo que pudiera, leí en un libro una frase que fue liberadora de algo que venía cargando por lo menos 27 años, decía algo así como: “Puedes perderlo todo, incluso tu trabajo, puedes quedarte absolutamente desnudo en medio de la calle, pero al final te tendrás a ti, y eso es todo lo que se necesita para comenzar de nuevo”.

Esta imagen puso frente a mí una confianza hasta entonces desconocida. “¿Entonces no era cierto que quedarse en la calle era lo peor?” No, absolutamente. Quedarse sin uno mismo era lo peor.

Hoy, con los sismos y huracanes que están azotando a México, aprendo algo más: lo peor sería quedarme sin el otro, sin los otros que están ahí porque miran e intuyen que les necesito.

Antes pensaba que la empatía era lo más importante, pero hoy sé que lo es la solidaridad. 

Esta solidaridad nos lleva a un camino común, y eso, según aprendí con Viktor Frankl, es lo que nos convierte en una verdadera comunidad, y no solo en una masa de individuos indiferenciados unos con otros. En la comunidad sigue siendo la libertad y la responsabilidad individual el sello de mi humanidad. 

Estemos bien siendo comunidad a partir de ahora, sin discriminaciones, sonriendo al desconocido cotidianamente. Recuperemos nuestra profunda humanidad conviviendo en comunidad. 

¡Abrazo conmovido y desnudo de prejuicios!