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Eishel, nuestro hogar, un nuevo amanecer

Centro Deportivo Israelita, A.C.

Cada mañana al aparecer el sol, el Eishel no solo se ilumina de él, sino también de una nueva energía que invade todos los corredores y rincones; los residentes se despiertan poco a poco, y pronto se disponen a empezar un nuevo día con bríos renovados. Saben que tendrán que bajar temprano al comedor a saborear un abundante y delicioso desayuno, y enseguida trasladarse a realizar sus ejercicios.

Terminando estos, los lunes, miércoles y viernes se van al taller de manualidades, los martes a su clase de cerámica y los jueves a la de dibujo; prácticamente ninguno de ellos había participado en talleres de este tipo antes de ingresar al Eishel; desde el momento que llegan, empiezan a descubrir al artista que llevan dentro y que nunca imaginaron conocer. Pronto su vida empieza a tener un nuevo sentido, ahora están ávidos de terminar sus piezas para mostrarlas a sus hijos y nietos, quienes al ver el fruto de su trabajo, se sienten inmensamente orgullosos. Nunca sospecharon de la habilidad artística de su bobe o zeide, quienes esperan satisfechos los bazares para vender sus obras y después recibir la ganancia de la venta.

Alguien pudiera pensar que con estas actividades diarias el resto del día se quedan tranquilos descansando en sus habitaciones, como si el cansancio fuera de la mano con los trabajos manuales. La realidad es que las ocupaciones siguen una después de otra. Los diligentes psicólogos tienen organizadas pláticas sobre judaísmo, calidad de vida, juegos y acertijos.

Como todas las historias, esta también tiene un principio. Hace casi 68 años, un grupo de hombres visionarios decidieron construir una casa de retiro para la gente mayor de la Comunidad ante la necesidad de albergar a personas que requerían un hogar donde pasar una nueva etapa de su vida. El nombre Eishel encierra un gran simbolismo: un acrónimo de achila - comida, shtiya - bebida y linah - alojamiento.

El Eishel, nuestro hogar, es un gran árbol de tamarisco (traducción literal de la palabra Eishel) que acoge a la gente mayor de la Comunidad, y gracias a su confortable sombra, aquí inician una nueva etapa de sus vidas en la que irán encontrando nuevas amistades, habilidades desconocidas, gustos escondidos y muchas razones para seguir viviendo con un nuevo sentido.

En el taller de jardinería se ha iniciado un pequeño huerto que los propios residentes van cuidando, sembrando y cosechando. En las sesiones de canto, el maestro interpreta con ellos las canciones de su época que traen a su alma recuerdos de amores, nostalgias y tiempos memorables. La lectura del periódico es tarea obligatoria para los que desean estar actualizados de noticias. No pueden faltar las tardes de dominó o del bingo.

Las salidas organizadas al café, al centro comercial o al súper, son esperadas con ansia, representan la posibilidad de seguir en contacto con un mundo que les ha dado muchas cosas. De pronto se anuncia la visita de un colegio o grupo comunitario que siempre son recibidos por una comitiva de embajadores que les dan la bienvenida, mostrándoles orgullosos las instalaciones como quien muestra con alegría su propia casa, siempre reluciente y presentable.

Eishel cuenta con jardines verdes y multicolores por la variedad de flores, sus áreas impecablemente limpias, el comedor y el auditorio, siempre dispuestos para dar los servicios necesarios.

Los alimentos kosher se preparan en cocinas separadas de carne y leche. Dos salones de cómputo permiten a los residentes conectarse al Internet y estar al día con la tecnología. Una clínica muy bien equipada facilita la atención médica a quien lo requiere. Diariamente el área de fisioterapia atiende a quienes lo requieran. En la biblioteca es posible encontrar muy buenas lecturas y, desde luego, la sinagoga está abierta para quien desee un momento profundo con su espiritualidad.

Toda esta historia de éxito ha sido posible gracias al apoyo incondicional de mucha gente altruista, que con su grano de arena ha permitido que constantemente se renueven las instalaciones al punto de poder presumir la residencia como un modelo a seguir, porque no solamente está llena de vida, sino además cuenta con una excelente infraestructura para dar todo tipo de servicios.

Ha llegado el momento de hacer crecer esta institución. Pronto una residencia hermana será erigida dentro de las instalaciones del Centro Deportivo Israelita. El Eishel, como buen hermano mayor, está preparado para recibirla, apoyarla y orientarla, principalmente durante sus primeros años de vida. Hay motivos de alegría y esperanza. Cada día hay más gente mayor, y con ello nuevas necesidades. Recibiremos con los brazos abiertos al nuevo miembro de la familia, al igual que en cada hogar se espera la llegada de alguien.