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El Yidish y la creación del estado judío

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Peter Katz

Desde que empezaron a regresar los judíos a Palestina en tiempos modernos, no se ha hablado el idioma que hemos adquirido en el Galut, durante nuestra larga peregrinación por países europeos, desde los asentamientos que se hicieron en ambas riveras del Río Rhin y es un producto del “Hochdeutsch” y la necesidad de tener un idioma para comunicarse entre los judíos que vivían en Alemania, Polonia, Ucrania, hasta en Lituania. Aparentemente, esto sucedía alrededor de los años 1,200 y 1,500 de la era actual.

Desde luego, el idioma Yidish se fue formando poco a poco, por necesidades creadas en aquella época. Los mismos judíos escogieron que el nuevo idioma sería escrito en caracteres hebreos, que les eran conocidos.

Cuando los judíos regresaron a Palestina, muchos llevaron el idioma Yidish desde su tierra natal.

Hoy sabemos que la Primera Aliá, formada por estudiantes universitarios de Odessa y de otras ciudades del Imperio Ruso, habló ruso en las primeras edificaciones agrícolas de Petaj Tikva, a falta de conocer otro.

Los de la Tercera y Cuarta Aliá hablaban sobre todo el Yidish entre ellos, ya que la mayoría venía de Polonia. Ellos formaron la Histadrut.

Todos se esforzaban por aprender de alguna manera algo de hebreo, pues era una de las maneras de renovarse y vivir la vida de un judío que trabajaba la tierra. Era parte integral de una vida nueva.

Esos primeros inmigrantes hicieron todo lo posible para hablar el Ivrit, lo mejor y lo antes posible. El Ivrit era una parte esencial del “nuevo” judío que se quería crear.

Con la inmigración de los sobrevivientes del Holocausto entre 1945 y 1948, que hablaban en Yidish porque lo oyeron de sus padres o bien porque lo estudiaron, hubo un renovado interés por este idioma del Galut, en Palestina, territorio que después se convirtió en el Estado de Israel.

Aparentemente fomentado por el gobierno encabezado por David Ben Gurión, hubo necesidad de organizar “Hecklers” para irrumpir en reuniones de judíos recién inmigrados, que llevaban sus actividades culturales en Yidish, con gritos de “¡Rak Ivrit!”. Una situación que cambió completamente cuando Menajem Begin encabezó el gobierno. Nunca existió la idea de imponer el idioma Yidish sobre otros inmigrantes de culturas totalmente diferentes como los Olim, de África del Norte, o de los Teimanim, del Yemen, para los cuales el Yidish era extraño y desconocido.

Creo que estos temores siempre fueron irreales. Es una lástima que el Yidish, un tesoro de los judíos europeos, hoy ni siquiera sea enseñado en alguna escuela en la patria judía recuperada después de 2,000 años de Golah. Simplemente el Yidish es un tesoro que heredamos, que debemos cuidar y que debemos evitar perder. Sería una pérdida para todos. La pérdida de una historia de casi un milenio en Polonia y territorios adyacentes, la pérdida de una literatura escrita entre otros muchos escritores por dos Premios Nobel de Literatura, Carol Shoshkes e Isaac Bashevis Singer. Es interesante anotar que el Yidish es el idioma de intercambio entre los Haredim, los judíos ultraortodoxos que viven sobre todo en Jerusalem. Ellos hablan el Yidish como idioma práctico, ya que el hebreo para ellos es Lashon Kodesh.

El Yidish es un idioma muy dulce. Las hojas de pautas musicales de autores como Gebirtig, eran esperadas por las doncellas de las ciudades con alta población judía, para cantar acompañados de un piano las últimas melodías. Durante el Holocausto Hersh Glick, un poeta judío utilizó el Yidish para escribir una marcha cantada por todos los partisanos de los bosques polacos y ucranianos, para darles ánimos.

El Yidish y el ladino, son tesoros para todo el pueblo judío y deben ser salvados antes de que sean totalmente olvidados.