//Linda Bucay

Por qué es tan importante que eliminemos nuestros juicios y etiquetas? Uno de cada tres mexicanos entre 18 y 65 años de edad ha sufrido algún trastorno mental a lo largo de su vida; ya sea depresión, ansiedad, por consumo de sustancias o de alimentación, por mencionar los más comunes. Sin embargo, es muy interesante el hecho de que solo una de cada diez personas que padece alguna de esas problemáticas, recibe la atención que necesita. Y resulta todavía más alarmante el hecho de que quienes sí la reciben, suelen hacerlo muchos años después de que comenzó a manifestarse su enfermedad; en el caso de las adicciones, en promedio pasan diez años para que las personas reciban tratamiento especializado, y en el caso de los trastornos afectivos (como la depresión), el promedio es de 14 años. Esto según estudios realizados en nuestro país.

El hecho de que pase tanto tiempo entre el inicio de la enfermedad y el inicio del tratamiento, puede tener consecuencias muy graves en la salud física y mental de las personas que la padecen y de quienes le rodean. Cuando una persona llega a tratamiento en etapas tan avanzadas, además del deterioro provocado por el consumo de sustancias, suele traer arrastrando pérdidas económicas y emocionales importantes, así como un gran dolor que podía haberse evitado o aminorado con un tratamiento adecuado.

La pregunta es entonces: ¿por qué no piden ayuda a tiempo? Estudiosos del tema indican que uno de los principales motivos por el que solamente el 10 por ciento de las personas que sufren estas problemáticas se atiende, se relaciona con las etiquetas que todavía rodean a las enfermedades de la mente, las cuales se agravan cuando hablamos de las adicciones. Una persona deprimida no suele recibir el mismo juicio que una persona que es dependiente del alcohol; pero ninguna de ellas recibirá el mismo trato que un enfermo de diabetes o cáncer, a pesar de que todas ellas sufren enfermedades crónicas que no escogieron.

Hoy, la ciencia nos ha mostrado de forma contundente y clara que las personas que desarrollan problemas con el alcohol, las drogas ilegales y el juego de apuestas, tienen una enfermedad del cerebro, la cual se expresa en sus emociones, conductas y pensamientos, y no tiene nada que ver con su moral o su fuerza de voluntad; en si son buenas o malas personas. Al igual que las enfermedades localizadas en el hígado, el corazón o cualquier otra parte del cuerpo, la enfermedad mental tampoco se elige, pero sí se puede tratar.

Sabemos que muchos adictos y sus familias no buscan ayuda porque tienen miedo a ser juzgados, señalados o etiquetados… Las adicciones por sí mismas ya generan suficiente preocupación, impotencia, daño e incertidumbre; si además les sumamos la vergüenza y el secreto, incluiremos ingredientes que pueden ser tan dañinos y mortales como la enfermedad en sí misma. Es por eso que como sociedad, es importante hacer conciencia de que nuestros juicios pueden hacer mucho daño a otros; es nuestra responsabilidad dejar a un lado estereotipos e informarnos adecuadamente, para así entender y tratar la adicción como lo que realmente es: una enfermedad que puede manifestarse en cualquiera de nosotros o en quienes más amamos. Si hacemos a un lado los juicios, seremos capaces de cambiar actitudes y construir una sociedad más respetuosa; una comunidad que permita y fomente que quienes necesitan tratamiento para cualquier condición física o mental, lo reciban.

Referencias:
http://www.chicagotribune.com/suburbs/arlington-heights/community/chi-ugc-article-we-need-to-stop-the-stigma-of-addiction-2016-01-18-story.html

Salud Mental y Adicciones (2013). Agenda ciudadana de ciencia, tecnología e innovación. Academia Mexicana de Ciencias.

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