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La historia olvidada de la Declaración Balfour

Centro Deportivo Israelita, A.C.

Cuando se cuenta la historia completa de la Declaración Balfour se ve muy diferente a como la vemos hoy. A primera vista, la declaración fue una carta de intención británica unilateral, sin embargo, fue el resultado de un consenso cuidadosamente construido de las principales democracias del momento, algo comparable a una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU de hoy.

La clave para entender la historia más completa es esta: durante la Primera Guerra Mundial, Gran Bretaña, que luchaba en alianza con Francia, Rusia, Italia y más tarde Estados Unidos, no podría haber actuado sola respecto a Palestina, sería impensable que Gran Bretaña emitiera un compromiso público con respecto al futuro del territorio aún por tomar en la guerra sin el previo consentimiento de sus Aliados, especialmente aquellos que también tenían un interés en Palestina. La redacción de la Declaración Balfour - escrita, aprobada y firmada por Gran Bretaña - oscurece este hecho.

Fueron varios los personajes judíos que participaron en la historia, en gran parte olvidada, de la Declaración Balfour. Uno de ellos, considerado en su momento más importante que Weizmann, fue Nahum Sokolow.

Olvidado hoy casi por completo, Sokolow nació entre 1859 y 1861 en el centro de Polonia y recibió una educación rabínica tradicional. Autodidacta en temas seculares pronto ganó renombre como un prodigio, políglota, periodista y escritor prolífico en una amplia gama de temas; muy joven fue reconocido como el periodista en hebreo más prominente del mundo.

En 1897, Sokolow reporteó desde el Primer Congreso Sionista y cayó bajo el hechizo de Herzl. Fue él quien tradujo la novela utópica de Herzl, Altneuland, al hebreo y le dio el título hebreo de Tel Aviv. Dejando el periodismo en 1906, se convirtió en el secretario general de la Organización Sionista Mundial. Se lanzó entonces al cabildeo, la diplomacia y la propaganda, viajando por Europa, Estados Unidos y el Imperio Otomano. En 1914, tras el estallido de la guerra, se trasladó a Gran Bretaña, donde unió fuerzas con Chaim Weizmann en la campaña para ganar el reconocimiento británico de los objetivos sionistas.

Él logró lo que muchos creían imposible: durante la primavera de 1917, aseguró el consentimiento explícito o tácito del gobierno francés e italiano, e incluso del Papa católico, a un ‘hogar nacional’ judío bajo los auspicios británicos. Esto sorprendió a todos, incluido Weizmann.

¿Cómo sucedió? A principios de 1917, las mejores perspectivas para el sionismo radicaban en una victoria total de los aliados sobre los otomanos y en la colocación de Palestina bajo un protectorado exclusivamente británico. Solo en Gran Bretaña el sionismo tuvo suficiente apoyo en los círculos gobernantes y solo ella tenía la mezcla de intereses estratégicos, poder militar y voluntad política para hacer cumplir su mandato en Palestina.

Pero Gran Bretaña ya había prometido compartir Palestina con sus Aliados de la guerra en el acuerdo Sykes-Picot. Y los sionistas no lo sabían. Si se hubiera implementado el acuerdo, bien podría haber destruido las perspectivas del sionismo.

Afortunadamente, David Lloyd George, primer ministro inglés, pensó que el acuerdo Sykes-Picot no era justo para Gran Bretaña y le encomendó a Sykes revisar la parte palestina del acuerdo de manera que dejara a Gran Bretaña con la mayor parte del territorio. Los franceses se resistieron. Fue en este momento que Sykes ‘descubrió’ el sionismo. El 7 de febrero de 1917, se encontró con los principales líderes sionistas: Sokolow, Weizmann, Lord Walter Rothschild, James de Rothschild y Herbert Samuel. Les propuso acercarse a Picot para convencer a los franceses de la necesidad de un hogar judío en Palestina. Después de cierta resistencia, Rothschild respondió que Sokolow era la persona adecuada, que podía también hablar por los judíos rusos. Sykes lo presentaría a Picot al día siguiente.

De aspecto atractivo, con aire de buena educación, estilo distinguido, lenguaje amable, expresión calculada, acción cautelosa, ropa bien cortada, le hacían ver ante los diplomáticos y ministros como uno de ellos. Daba la impresión de ser un hombre de Estado, aunque sin un Estado.

Su tarea era persuadir a los franceses, no solo de la viabilidad del proyecto sionista sino también de las virtudes de un protectorado británico sobre Palestina. Logró extraer declaraciones de apoyo, y crucialmente, por escrito. El 4 de junio de 1917, Jules Cambon, secretario general del Ministerio de Asuntos Exteriores francés le envió una carta (con autorización del primer ministro), que no solo anticipó la Declaración Balfour sino que allanó el camino para ello.
Funcionarios británicos que simpatizaban con el sionismo ahora instaron a Gran Bretaña a llegar tan lejos como a los franceses.

Sokolow aseguró también el apoyo del Papa Benedicto XV el 4 de mayo de 1917, y después, el del gobierno italiano.

“En los meses que siguieron, Weizmann y Sokolow trabajaron en conjunto con Sykes para cerrar la brecha y obtener una declaración de apoyo británica basada en los logros de Sokolow en el continente. Aquí, también, Sokolow jugó un papel importante, redactando numerosos documentos, incluida la fórmula propuesta para la declaración presentada por los sionistas a Balfour. Fue Sokolow quien acuñó la frase ‘hogar nacional’”.

Louis D. Brandeis, a quien Sokolow había reclutado para la causa sionista antes de la guerra, y que el presidente Wilson nombró juez de la Corte Suprema en 1916, fue quien dirigió la campaña para obtener en septiembre de 1917 una aceptación estadounidense de una declaración británica.Sin los apoyos logrados para el proyecto sionista, se habría roto el impulso en Londres, dejándole sin una declaración británica. Sokolow, Weizmann y Brandeis no dejaron nada al azar. Gracias a sus esfuerzos se emitió la Declaración Balfour el 2 de noviembre de 1917, pero detrás estaban los Aliados, cada uno de los cuales le dio un empujón hacia adelante.

Después de la guerra, entre 1918 y 1919, Sokolow mantuvo la presión sobre Francia para que mantuviera su apoyo a la creación del hogar judío, y lo logró por escrito. Además, también recibió el apoyo de Italia, Japón, China y Siam.

En la conferencia de paz en París en febrero de 1919, Sokolow abrió la presentación sionista ante los ministros de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, Italia y Japón. En ese momento no existía un foro internacional más elevado que este. En su prefacio habló de la Declaración Balfour como si hubiera sido hecha por todos los Aliados. Insertada ya en el texto del mandato, pasó a formar parte del derecho internacional. El ‘hogar nacional’ para los judíos en Palestina se había convertido en un compromiso legal de la comunidad internacional. Los esfuerzos de Sokolow fueron ampliamente recompensados. A diferencia de las promesas hechas por Gran Bretaña a Sharif (más tarde Rey) Hussein de La Meca, líder de la Rebelión árabe, que no buscó aprobación de los Aliados y se mantuvieron en secreto, las realizadas al movimiento sionista prosperaron, pues, como insistió Herzl en el Primer Congreso Sionista en 1897, el movimiento buscó “garantías legalizadas públicamente” ya que cualquier cosa “menor podía revocarse en cualquier momento”. Los sionistas hicieron públicos los apoyos logrados para desincentivar su revocación -como contempló hacerlo Gran Bretaña ante las revueltas árabes en los veinte-; para incentivar a otros gobiernos a apoyarles; y para elevar la moral de los sionistas.

La Declaración Balfour fue reproducida textualmente en el mandato para Palestina, que fue oficialmente presentado y aprobado por el Consejo de la Sociedad de las Naciones en julio de 1922. Los británicos, sin duda, habrían tenido menos reparos en violar una promesa secreta hecha solo a los judíos. Una promesa pública que había sido aprobada y luego secundada por los Aliados era otro asunto. Hay diversas razones por las que la verdadera naturaleza de la Declaración Balfour haya sido oscurecida entre los países que fueron sus impulsores, y también en Israel. Una de ellas fue que el sionismo fijó su acción política casi exclusivamente en Londres durante el Mandato. Otra, que después del acuerdo de paz, la simpatía hacia el sionismo se disipó en Francia, Italia y los Estados Unidos, y el Vaticano volvió a su hostilidad tradicional. Así, Gran Bretaña se convirtió casi en el único apoyo del sionismo aunque finalmente lo traicionó en 1930 con el Libro Blanco que impidió la salvación de millones de judíos durante el Holocausto.

¿Por qué Sokolow ha sido el olvidado de esta historia? Quizás por el protagonismo de Weizman. Stephen Wise, líder sionista estadounidense, escribió que se abrió un ‘profundo abismo’ entre las versiones de Sokolow y Weizmann sobre cómo surgió la Declaración Balfour. Sokolow tomó notas e incluso comenzó a archivar material, pero murió en 1936 sin haber escrito nada. Weizmann, por el contrario, contó su versión muchas veces. Uno de los críticos más agudos de Weizmann detectó como patrón en los escritos de Weizmann omisiones en sus evaluaciones de Sokolow.

El problema es que el olvido de esta labor compartida, quizá la más importante en la historia del sionismo, es que no solo borró a Sokolow de la memoria; borró la conciencia de los antecedentes aliados de la Declaración Balfour que la hicieron posible y le dieron legitimidad internacional.

Ante los embates antiisraelíes en la arena internacional, como ha sido el reclamo palestino de una disculpa de Gran Bretaña por el supuesto error –reclamo ya rechazado por su gobierno-, en este centenario de la Declaración Balfour nos corresponde recuperar su historia olvidada para recuperar su legitimidad hablando abiertamente -tanto en Israel como en los Estados que la impulsaron y los que la respaldaron después de su emisión, antes de que estuviera consagrado en el mandato- del papel histórico y esencial que tuvo cada uno de ellos, y recordándola por lo que fue: el consenso cuidadosamente calibrado de la naciente comunidad internacional alrededor de 1917.

*Recopilado y traducido.
Fuente: https://mosaicmagazine.com/essay/2017/06/the-forgotten-truth-about-the-balfour-declaration/