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La ‘otra’ Marcha de la Vida

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Daniel Robbins

Tuve la oportunidad junto con Meir Kastro y Alina Garber de ser parte de la primera Marcha de la Vida para universitarios no judíos. La idea que nos surgió hace más de tres años, se concretizó el pasado 31 de mayo cuando salimos 18 participantes a Polonia e Israel. Durante estos años de planeación, a muchas interrogantes y obstáculos nos fuimos enfrentando, pero siempre preguntándonos: “¿Por qué le habría de interesar a un estudiante no judío conocer lo que fue la Shoá y visitar posteriormente Israel?”.

Después del acercamiento con varias universidades, tuvimos la oportunidad de contar con la participación de quince estudiantes de diferentes universidades: Anáhuac, Panamericana, Latinoamericana e Iberoamericana.

Tuvimos un proceso de preparación con los estudiantes, que fueron diez sesiones en donde a través de peulot, conferencias y pláticas con historiadores y analistas, quisimos hacer énfasis en algunos conceptos claves para el correcto entendimiento y cumplir con nuestras expectativas. Algunos ejemplos de estos conceptos fueron: “¿De qué manera abordar el tema de la Shoá a un grupo de personas que muy probablemente sepan muy poco al respecto? ¿Cómo entrecruzar el destino de millones de judíos con el resto de la sociedad que vivió aquellos tiempos? ¿Cómo hacerles ver que al final, fue la humanidad quien salió perjudicada? ¿Qué es lo que queremos que se lleven de su visita a Israel? ¿Cuál será el impacto final en estos estudiantes? ¿De qué manera podemos eliminar los prejuicios y estereotipos existentes hoy en día en nuestra sociedad?

El itinerario y recorrido en Polonia se trabajó en conjunto con un historiador experto de Yad Vashem, para incluir no solamente la problemática judía durante la Segunda Guerra Mundial, sino abarcar también a la población cristiana y a otros grupos étnicos y de resistencia que formaron parte de la historia. Visitas y encuentros como con una Justa entre las Naciones, jóvenes polacos no judíos que se dedican hoy en día a recordar la vida judía y de incluirla en la memoria e historia de Polonia, jóvenes polacos no judíos que creen y promueven el diálogo judeopolaco tratando de erradicar estigmas y estereotipos, y otros encuentros similares son un claro ejemplo de la diversidad que incluimos para comprender como seres humanos y no por raza, color o creencia religiosa, aquel episodio oscuro de la humanidad.

El concepto que a veces tendemos a utilizar de separar Tierra Santa de Israel, hablando en términos de religiones, terminó por fusionarse y convertirse en una visita a un Israel universal con todo lo que esto representa. Visitar los lugares más significativos del Cristianismo, Islam y Judaísmo, acompañados de individuos de distintas religiones y escuchar sus relatos e historias, nos permitió acercarnos unos a los otros y compartir diferentes puntos de vista, inquietudes, necesidades y propuestas para lograr encontrar un común denominador más allá de las diferencias. Desde caminar entre un grupo jasídico en el Muro de los Lamentos, presenciar el Gay Pride en Tel Aviv, conocer y platicar con un monje cristiano viviendo en un convento en Abu Gosh, y muchos otros ejemplos de diversidad y tolerancia, logramos como seres humanos comprender y entender que finalmente lo que deseamos todos es coexistir en una sociedad donde nos respetemos los unos a los otros, pudiendo vivir así en paz, sin dejar la oportunidad de que los participantes conocieran y vivieran un Israel totalmente distinto a lo que ellos habían oído hablar.

El objetivo se cumplió y las expectativas fueron ampliamente superadas. Esa conciencia ética y moral que logramos sembrarles a los participantes, fueron logradas. El fruto obtenido, estoy seguro lo veremos a corto, mediano y largo plazo, empezando por la actitud y la responsabilidad que ahora tenemos todos los que formamos parte en esta experiencia.

No queda más que agradecer a todas las personas involucradas que esto haya sido un éxito: A las universidades que confiaron en nuestro proyecto, nos abrieron sus puertas y nos apoyaron para consolidar esta propuesta. A Moishe Punsky, Moy y Alina Garber y Saúl Stepensky por su visión y deseo de buscar nuevos desafíos, habiendo encontrado esta oportunidad de alcanzar a un público distinto. A Jenny Torenberg, Raquel Kleimberg, Mauricio Meschoulam, por haber contribuido en el proceso de preparación. A March of the Living International y Gesher, por apoyarnos con su logística y experiencia. A Avraham Milgram (Tito) por su liderazgo, entrega y compromiso al ser nuestro historiador en Polonia, dándole ese toque tan personal que a todos nos conmovió. A Pedro Rotman y Emilio Roitman por su entrega y planeación de llevar a cabo un programa tan completo en Israel. Por último, a los participantes por confiar en nosotros al permitirnos ofrecerles un viaje lleno de aprendizaje, experiencias, emociones y reflexiones, con la única finalidad de contribuir con la sociedad a reparar un mundo mejor.

Tikun Olam.