//Linda Bucay

Existen diferentes factores en la vida de una persona que pueden protegerle de desarrollar enfermedades, así como otros elementos que pueden facilitar la aparición de las mismas. Tal es el caso de las adicciones. Existen muchos factores internos y externos que tienen que ver con el inicio del consumo de una sustancia o el desarrollo de una dependencia; algunos ejemplos son la predisposición genética, la personalidad, el contexto familiar y social, condiciones físicas o psicológicas no atendidas, entre otros. 

Las definiciones nos dicen que la violencia familiar puede expresarse en forma de insultos, golpes, abandono físico o emocional, abuso sexual y presión psicológica a un miembro de la familia. Las familias en las que la violencia es un lenguaje común, generan altos niveles de estrés, ansiedad y enojo, así como falta de confianza y comunicación. Los hijos se sienten poco protegidos y en constante amenaza, lo que les dificulta e incluso les impide relacionarse emocionalmente con sus padres, quienes no representan modelos de conducta que establezcan límites sanos.

Las investigaciones indican que la violencia provoca situaciones, que se han identificado junto a la aparición del consumo de sustancias como baja autoestima, inestabilidad emocional y abandono de los estudios; el sufrimiento, la angustia y la impotencia que genera una historia de maltrato, constituyen un dolor profundo, personal y vergonzoso que en la mayoría de los casos intenta esconderse, convirtiéndose en un secreto que cada vez hace más daño. 

El alcohol y las drogas ofrecen un escape temporal a los sufrimientos más profundos, intoxicando su conciencia, y permitiéndole a la persona continuar con el castigo a través de la autodestrucción. El intento fallido de callar el dolor psíquico, lamentablemente termina llevándole a un abismo todavía más doloroso y complicado, que es la enfermedad de la dependencia a una sustancia. 

Es importante mencionar, que no todos los que desarrollan una adicción tienen historias de abandono o violencia familiar, pero sí es uno de los caminos que comúnmente les lleva hacia ahí; sabemos que un alto porcentaje de los consumidores cargan con ellos una serie de abusos en la infancia, que dejaron profundas heridas emocionales. Es por eso, que las consecuencias que puede provocar una dinámica familiar de este tipo, deben tratarse de manera profesional para tener una mejor calidad de vida.

Si al leer esta breve descripción te identificas o piensas en alguien que conoces, hazle saber que existe una organización en donde se le atenderá con absoluto profesionalismo y confidencialidad.  

En Umbral la puerta está abierta.   

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