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Los acuerdos de Oslo: 20 años después

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Mardoqueo Staropolsky

Todo cambió ese día.

El 4 de noviembre de 1995, sobre las 22:30 horas israelí, Itzjak Rabin murió en la mesa de un quirófano del hospital Ijilov, apenas una hora después de recibir tres disparos efectuados por Yigal Amir, un extremista que se oponía a los Acuerdos de Oslo, al terminar una de las manifestaciones por la paz más multitudinarias de Israel, en la Plaza de los Reyes de Tel Aviv, hoy Plaza Rabin. La manifestación fue convocada en apoyo de los Acuerdos de Oslo, firmados dos años antes, que tras oleadas de atentados suicidas por parte de Hamas y la Yihad Islámica estaban siendo cada vez más cuestionados en la sociedad israelí. Esa noche, el apoyo a la paz buscaba un impulso, pero se cobró la vida de su principal artífice.

El juez que condenó a Yigal Amir a cadena perpetua culminó así su sentencia:

Toda ideología que justifica el asesinato termina convirtiendo el asesinato en ideología.

Itzhak Rabin ha pasado a la historia como un líder al que la búsqueda de la paz le costó la vida. Sin embargo, durante casi toda su carrera militar y política fue un halcón a la vieja usanza.

Nació en Jerusalem -fue el primer jefe de Gobierno nacido en Israel- y se crió sin el cariño de su madre, Rosa Cohen, una de las mujeres más importantes del movimiento sionista de la época, a quien la causa consumió su instinto maternal. Eso hizo que Rabin fuera una persona reservada y distante. Su hogar era socialista, laico y agrario, como el de todas las familias judías que iniciaron el movimiento de los kibutzim, a principios del siglo XX. Siendo muy joven se unió al Palmaj, unidad de élite de la Haganá. En su palmarés se recoge la lucha contra las tropas de Vichy, en el Líbano durante la Segunda Guerra Mundial y la liberación del campo de prisioneros de Atlit.

En la primera guerra árabe-israelí, que se conoce en Israel como Guerra de la Independencia, con tan solo 25 años, fue comandante en la brigada Harel, encargada de construir la famosa carretera Birmania, ideada para llevar suministros a las tropas que combatían en Jerusalem, contra la legión jordana. Anteriormente, en el mismo año y en la misma guerra, aceptó las órdenes de Ben Gurión de atacar el Altalena, hecho dramático que marcó la transición que llevó a Israel a convertirse en un Estado. También estuvo al frente de la Operación Danny, con la que las fuerzas de defensa de Israel expulsaron a todos los habitantes árabes de los poblados de Lida y Ramle.

Su exitosa carrera militar le llevó hasta la Jefatura del Estado Mayor durante la Guerra de los Seis Días. Se le considera, por ello, uno de los responsables de la gran victoria contra los países árabes. Cuando la brigada de paracaidistas israelí toma Jerusalem Este, Rabin entra en la Ciudad Vieja, triunfante, junto a Moshé Dayán y Uzi Narkis; la instantánea del momento es parte esencial de la historia del Israel moderno.

Posteriormente, dio el típico salto israelí: del Ejército a la política y se enroló en las filas del Partido Laborista. Después de la guerra sirvió como embajador en Washington. En abril de 1974, después de la Guerra de Yom Kipur, Golda Meir renunció a seguir siendo jefa del Gobierno y delegó en él, que le había ganado las primarias del partido a Peres, su gran rival político.

Después de tres años como Primer Ministro, Rabin no pudo presentarse a las elecciones de 1977 porque un escándalo financiero le salpicó: su mujer tuvo abiertas dos cuentas bancarias en Estados Unidos, mientras fue embajador en Washington, lo cual era ilegal entonces, según la legislación israelí.

En 1976, como Primer Ministro, tomó la decisión de llevar a cabo el legendario rescate de Entebe, éxito israelí que dejó atónito al mundo.

La verdadera metamorfosis de Rabin se produce con la Primera Intifada, que como ministro de Defensa se ganó el apodo de Rompehuesos. Desbordado por las cifras de muertos en los enfrentamientos, llegó a ordenar que partieran los huesos a manifestantes y activistas. No obstante, tras la terrible experiencia, Rabin se percata de que el statu quo con los palestinos no puede continuar y declara:

He aprendido algo en los últimos meses…entre otras cosas, no podemos seguir gobernando por la fuerza a un millón y medio de palestinos.

En 1992 vuelve a derrotar a Peres en las primarias del Partido Laborista y gana las elecciones a Isaac Shamir, el primer ministro bajo el que, durante la Primera Intifada, Rabin ostentó la cartera de Defensa. Comienza entonces el camino que le llevaría al apretón de manos con un enemigo histórico: Yaser Arafat. Se cruza cartas con este y ambos se reconocen como actores legítimos (Israel y la OLP). Durante sus años de lucha contra la OLP, Rabin llegó a llamarles “mentirosos y bastardos”. Parecía que Arafat había cambiado, que había transitado de terrorista a hombre de Estado, como muchos, por ejemplo Beguin, hicieron en el pasado.

Como hombre de Estado, Rabin se percató, tras la Primera Intifada, de que la situación de control militar sobre los palestinos no podía continuar, y entonces recurrió a algo que ya había tenido éxito con Menájem Beguín, quizás el más duro de los políticos israelíes: la doctrina paz por territorios. El 21 de septiembre de 1993, bajo la atenta mirada del mundo, después de estrechar la mano a su viejo enemigo, ante la mirada complacida de Bill Clinton, dijo en la Knéset: Nosotros, que hemos luchado contra vosotros, los palestinos, os decimos hoy, en voz alta y clara, ya basta de sangre y lágrimas… ¡Ya basta!

Al año siguiente, Israel firmó la paz con Jordania. Rabin luchaba fervientemente por la paz y además apostaba por una nueva opción estratégica.
A los Acuerdos de Oslo, sin embargo, no los mató Yigal Amir con esas tres malditas balas aquella fatídica noche. Los ataques suicidas perpetrados por Hamas y la Yihad Islámica dejaron 53 muertos entre febrero y marzo de 1996. Rabin sabía que para llegar a un acuerdo hay que ceder y, sobre todo, luchar contra la opinión del propio pueblo y de los fanáticos y extremistas. “La paz se hace con el enemigo”, afirmaba en aquellos años.

DATOS:

El día 22 de noviembre de 2015, a las 18:00 horas, en las instalaciones de la Comunidad Bet El, conmemoraremos los 20 años del asesinato de Itzhak Rabin, el gran Primer Ministro de Israel e invitan al acto el Grupo Itzhak Rabin, la Comunidad Bet El, el Centro de Estudios Judaicos (CEJ), Moetzet Hatnuot y la Asociación de Periodistas y Escritores Israelitas de México (APEIM), en donde participará el Excelentísimo Embajador de Israel en México, Jonathan Peled con la conferencia Los acuerdos de Oslo: 20 años después.