//Linda Bucay

Un reporte de investigación del Instituto Nacional del Abuso de Drogas de los Estados Unidos (NIDA, por sus siglas en inglés) sobre los cigarrillos electrónicos lanzado a finales del año pasado, nos introduce a estos nuevos productos que se promueven como alternativas menos dañinas que los cigarrillos tradicionales. Actualmente, hay alrededor de 250 marcas diferentes de cigarrillos electrónicos en el mercado; sin embargo, aún se sabe poco sobre las implicaciones que puedan tener a largo plazo.

¿Qué son y cómo funcionan?
La mayoría de los cigarrillos electrónicos están compuestos de un cartucho que contiene una solución líquida con cantidades variables de nicotina, saborizantes, y otras sustancias químicas, un dispositivo de calentamiento (vaporizador) y una pila recargable.

En la mayoría de los casos, al momento de inhalar se activa el dispositivo de calentamiento, el cual funciona con una batería, vaporizando el líquido en el cartucho, y permitiendo fumar ese vapor.
Su principal propósito, es proporcionar nicotina con saborizantes u otras sustancias químicas a los pulmones sin que sea necesaria la combustión –o quema– del tabaco.

¿Son menos dañinos que los cigarrillos tradicionales?
Desafortunadamente, esta pregunta es difícil de contestar, ya que aún no hay suficiente información sobre estos nuevos productos.

Primero que nada, es importante entender que las peores consecuencias para la salud asociadas con la adicción al tabaco (por ejemplo, el cáncer y las enfermedades del corazón), están vinculadas a la inhalación del alquitrán y otras sustancias químicas producidas por la combustión de los cigarrillos de tabaco tradicionales. Sin embargo, la principal sustancia que da la sensación de placer (la cual refuerza el hábito de fumar y le convierte en una sustancia adictiva), es la nicotina.

Los cigarrillos electrónicos están diseñados para simular el acto de fumar tabaco al producir un vapor que da la misma sensación, y que además suministra nicotina, pero sin los productos químicos tóxicos más dañinos producidos al quemar las hojas de tabaco. Debido a que liberan nicotina sin quemar tabaco, los cigarrillos electrónicos podrían parecer una alternativa más segura, o sea, menos tóxica que los cigarrillos convencionales.

Es importante mencionar que la nicotina es una droga altamente adictiva, y algunos estudios comienzan a sugerir que puede predisponer al cerebro para que se vuelva adicto a otras sustancias. Estudios iniciales con los cigarrillos electrónicos sugieren que el vapor contiene productos químicos tóxicos que resultan del mecanismo de vaporización, aunque todavía no queda claro cuáles son las consecuencias a la salud de la exposición repetida a estas sustancias químicas.

¿Pueden ayudar a dejar de fumar?
Algunas personas creen que los cigarrillos electrónicos disminuyen las ganas de fumar. Sin embargo, en este momento no está claro si son realmente eficaces para ello. También existe la posibilidad de que al sustituir el cigarrillo tradicional por el electrónico, se alargue el consumo de nicotina y esto interfiera con la interrupción del consumo.

Es importante mencionar que actualmente, estos productos no están regulados por la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), y no existe regulación alguna para los líquidos que se utilizan. Por lo tanto, no hay medidas aceptadas para verificar su pureza o seguridad. Estos productos tampoco han sido evaluados a fondo en estudios científicos. Esto podría cambiar en el futuro cercano, pero por ahora, los consumidores no tienen forma de saber si sus supuestos beneficios terapéuticos o ventajas con respecto a los cigarrillos convencionales son reales.

Fuente:
http://www.drugabuse.gov/

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