Mi Cuenta CDI

Salvar la Condesa y la Roma

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Perla Braun

Después de lo que vivimos el pasado martes 19 de septiembre de 2017, no tengo otra preocupación que la que mucha gente vivió ese terrible día, donde no solo en las colonias de la Delegación Cuauhtémoc sino como bien sabemos, todo un corredor de Sur a Norte de nuestra ciudad desde el epicentro, sufrió daños de enormes proporciones con las consecuencias que conocemos.

En esta parte de la ciudad, la presencia de la Comunidad Judía tiene una amplia historia, y es que como lo expone la Dra. Guadalupe Zárate Miguel en su estudio sobre la Comunidad Judía de México, “el proceso mexicano es el que impone, y favorece o limita las actividades judías. La Comunidad no está encapsulada culturalmente dentro del país, forma parte de él. Es parte constitutiva de la cultura nacional, entendida esta como el conjunto de culturas particulares que se practican en el territorio mexicano”.

De tal suerte que todo lo que impacta a todo ciudadano por igual, a nosotros los judíos de México de la misma forma. Ayer, caminaba por mi colonia, el trayecto de siempre, del Parque México a las calles de Campeche y Cuernavaca, cuando de niña junto con mis hermanos, el cansancio nos hacía descansar en cada esquina. Por eso lo conozco de memoria, el zaguán de cada uno de los edificios, y al ver a varios de ellos colapsados, es como pensar en colapsar parte de mi historia infantil, sin embargo, ante el desastre y la pérdida de vidas y de bienes patrimoniales para muchas familias, nada es tan importante.

Al hurgar en Internet, las razones por las que sucedió algo como este sismo de 7.1, la evidencia del desastre en esta zona de la ciudad, independientemente de lo que sucedió en los estados de Oaxaca y Morelos, tiene que ver con lo delicado que resultan ciertas condiciones que de no tomar medidas estaremos ante un futuro sumamente incierto. Me permití guiarme por material serio tomado de un estudio de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, acerca del desgaste de los mantos acuíferos de la ciudad, y tratando de sintetizar y puntualizar el tema, me permito compartir algunos datos: de los mantos acuíferos se extraen 45 m3/s, mientras que solo 25 m3/s se reponen naturalmente por medio de la infiltración, esto indica que el acuífero está siendo sobreexplotado, ya que se extraen 20 m3/s más que el agua que se recupera. La problemática existente es que ya son insuficientes los volúmenes de agua que se derivan a la Ciudad de México del sistema Cutzamala y se está demandando mayor cantidad, incluso se está buscando traer agua desde puntos más lejanos; se tienen además sobreexplotados los mantos acuíferos a lo que se le suma que no es posible recargarlos debido a la gran carpeta asfáltica que hay en la urbe, que no permite que el agua pluvial se infiltre evitando o dificultando la recarga de estos.

En la Ciudad de México se presentan hundimientos de 4 cm/año, de 1948 a 1951; el hundimiento llega a ser de 40 a 45 cm/año; lo que alarma a la población y autoridades, que están tomando las medidas pertinentes. El suelo de la ciudad está formado por una capa arcillosa; al extraer el agua del subsuelo, las arcillas y sedimentos orgánicos que forman esta capa se contraen por la pérdida de humedad provocando una disminución en el volumen del suelo y que su nivel baje.
La Ciudad de México requiere preservar su suelo de conservación, evitando que la mancha urbana continúe invadiéndola. La precipitación es un elemento importante para que ocurra la infiltración y como esta agua no se infiltra por la carpeta asfáltica se drena hacia el sistema de drenaje combinado, que a su vez presenta otro grave problema, ya que su capacidad disminuye al azolvarse por exceso de basura o sedimentos provocando severas inundaciones.

También hay problemas de hundimientos a causa de la falta de infiltración y la falta de recarga de los acuíferos. La sobreexplotación del acuífero del Valle de México y de otras fuentes de captación de agua potable puede aminorarse si se encuentra la manera de inyectar el agua proveniente de la lluvia al subsuelo y compensar la sobreexplotación del acuífero con una adecuada recarga.

En la Ciudad de México se ha intentado recargar el acuífero del Valle de México mediante la inyección de aguas residuales al subsuelo, para esto se construyeron algunos pozos de absorción en distintos puntos de la ciudad, pero estos pozos fueron clausurados al comprobar que se podría contaminar el acuífero. Una manera ideal de recargar el acuífero sería con la propia agua de lluvia, pero debido a la constante urbanización esta es ya casi imposible.

Con la realización de este proyecto se pretenden alcanzar las siguientes metas para poder llevar a cabo una adecuada recarga del acuífero del Valle de México: infiltrar a tiempo las aguas prístinas, el agua pluvial de las primeras precipitaciones será captada por los pozos de infiltración. Restaurar la sobreexplotación del acuífero del Valle de México, al compensar la sobreexplotación se asegura la sustentabilidad del agua del acuífero del Valle de México en un mediano y largo plazo. Conservar aguas generadas por los escurrimientos y tormentas, al infiltrase el agua pluvial al subsuelo, se controlarían de alguna manera las inundaciones provocadas por la presencia de gastos extraordinarios en diversas zonas de la capital. Evitar la contaminación del agua debido al arrastre de materiales como aceites, desechos inorgánicos, etcétera, el agua pluvial se infiltrará al subsuelo y evitará en la medida de lo posible que escurra por las calles, contaminándose y escurriendo hacia el drenaje. Disolución de contaminantes, los pozos de infiltración estarán conformados por un filtro de gravas y arenas, el cual le proporcionará a las aguas pluviales un primer tratamiento de depuración antes de ser inyectado al subsuelo. Aprovechar la capacidad de la zona no saturada para remover contaminantes, al irse infiltrando el agua al subsuelo, esta se depura de las partículas contaminantes que pudiera contener. Almacenar el agua pluvial en el acuífero, el agua pluvial captada por los pozos de infiltración queda almacenada en el acuífero del Valle de México y este a su vez funciona como una red de distribución. Definir un criterio básico en cuanto a normatividad, observando los resultados de inyectar el agua pluvial al subsuelo se debe gestionar acerca de la necesidad de implementar estos pozos en cuanto a materia ambiental.

La propuesta surge de la necesidad de recargar el acuífero del Valle de México.

Los estudios están realizados, solo falta que la sociedad civil esté ampliamente consciente de esta urgencia, y todos juntos salvar a estos barrios con tanta riqueza histórica.