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Un hito en la historia del Antisemitismo moderno

Centro Deportivo Israelita, A.C.

Pocas figuras han capturado la imaginación de la opinión pública mundial como el protagonista del Caso Dreyfus. Su juicio, llevado a cabo en Francia hace cien años y en el que injustamente se le acusara de traición a la patria, tuvo profundas consecuencias para el judaísmo moderno. A la vez, representó la lucha del individuo por rescatar su honor por encima de la razón de Estado. El sueño de la emancipación que había sido alcanzado por vez primera precisamente en territorio galo, se desplomó ante esta manifestación de antisemitismo por parte de algunas de las principales estructuras nacionales. Esto condujo a muchos judíos a concluir que el antisemitismo era un mal endémico, que rebasaba toda consideración racional y que no se resolvería, como se pensaba, con una mayor integración a la sociedad circundante. El Caso Dreyfus sirvió a la vez de detonador para que Teodoro Herzl -periodista vienés quien cubría el proceso- se inspirara para hacer del sionismo un movimiento político, cuyo fin consistiría en redimir al pueblo judío de su condición de extranjería con el retorno a la tierra de sus antepasados.

SUS ORÍGENES

La Revolución Francesa, con sus postulados de libertad, igualdad y fraternidad modificó la condición ciudadana de los judíos quienes en 1791, con su emancipación, se integraron plenamente a la vida nacional. Posteriormente, Napoleón otorgó al judaísmo el estatus de religión legítima.
No obstante, persistían los vestigios de viejos prejuicios, y para finales del siglo XIX el antisemitismo se encontraba latente en las estructuras de la izquierda francesa que identificaba a los judíos con el capitalismo y la explotación del hombre. Por el otro lado, el sentimiento religioso antijudío -presente en la Edad Media- se transformó en un antisemitismo racial que emanaba de las teorías científicas en boga y que se diseminó a lo largo del continente europeo.
Francia fue el primer país que permitió la existencia de un partido antisemita oficial. En 1896 La Francia Judía de Edouard Drumont, fundador de la Liga Antisemita Nacional, se convirtió en uno de los libros más vendidos. La obra es una mezcla de crítica económica y social, de nostalgia por los días de gloria, de sentimientos racistas y de ansiedad ante los cambios. Drumont, quien argumentaba haber identificado en la “conspiración judía” la causa fundamental de la crisis económica del país, atraía a numerosos sectores de la sociedad francesa.

El Caso Dreyfus se inició en octubre de 1884 cuando Drumont publicó en su periódico La Libre Parole un reportaje sobre un capitán judío que había sido secretamente arrestado por traición.

LOS HECHOS

Alfred Dreyfus nació en Alsacia, Francia en 1859 en el seno de una familia judía. En 1880 se alistó en el ejército, y a pesar de ser un soldado mediocre, ascendió hasta convertirse en capitán lo que podía interpretarse como una aceptación tácita, por parte de la sociedad francesa, a su condición judía. En el otoño de 1894, el servicio de contraespionaje francés -con la participación del mayor H.J. Henry- descubrió material que demostraba qué secretos de defensa estaban siendo filtrados a los alemanes a través de su attaché (agregado) militar en París. Bajo el argumento de una supuesta similitud en la caligrafía, Dreyfus fue arrestado, acusado de traición y condenado por un tribunal militar.

Las evidencias en su contra eran mínimas, pero los jueces se basaron en la existencia de un archivo secreto elaborado por la oficina de contraespionaje del ejército. Así, el 5 de enero de 1895 Dreyfus fue públicamente degradado ante una multitud que gritaba consignas antisemitas, sentenciado a cadena perpetua y enviado a la Isla del Diablo, en la costa de la Guyana francesa, en donde debía permanecer en aislamiento por el resto de su vida.

Ante las evidentes irregularidades en el proceso, Mathieu Dreyfus, hermano del acusado, inició una campaña exigiendo su libertad. Se dirigió a Bernard Lazare, distinguido hombre de letras, quien en noviembre de 1896 publicó un panfleto titulado La Verdad sobre el Caso Dreyfus y lo envió a miembros del senado así como a figuras públicas. En 1896 el teniente coronel Georges Picquart, del servicio de inteligencia, descubrió que los documentos utilizados en el proceso habían sido falsificados por el mayor Henry y que era otro oficial, el mayor Ferdinand W. Esterhazy, aristócrata francés, quien recibía el soborno de los alemanes. Picquart denunció los hechos, exigió una revaluación del proceso y un nuevo juicio a Dreyfus. El ejército respondió degradándolo y enviándolo a Túnez.

Ante las nuevas evidencias, importantes figuras públicas se unieron a la causa, entre ellos, Clemenceau -líder del Partido Socialista y vicepresidente del senado- y los escritores Anatole France y Émile Zola. Este último publicó una acusación contra el establishment político y militar en el periódico L’Aurore editado por Clemenceau bajo el encabezado de J’Acusse -Yo Acuso- en el que denunciaba las injusticias cometidas. Acusó a los responsables del juicio de fraude, de violación de la justicia y describió el Caso Dreyfus como un crimen de alta traición contra la humanidad. Debido a ello Zola fue condenado a un año de prisión por difamación.

El Caso Dreyfus se convirtió en una causa célebre en la prensa mundial. En Francia fue un tema explosivo, ya que el honor y el prestigio del ejército dependían de la culpabilidad del oficial judío. La sociedad francesa se dividió: por un lado se encontraban los republicanos que creían en la inocencia de Dreyfus, y por el otro, estaban los conservadores y la Iglesia que apoyaban al ejército y al veredicto de “judío traidor”. Los intelectuales y las figuras políticas que lucharon porque se hiciera justicia fueron atacados en base a un falso “patriotismo”.

En 1898 el mayor Henry se suicidó y el verdadero traidor confesó. Esterhazy fue degradado militarmente y huyó a Inglaterra. Dreyfus fue juzgado y a pesar de las nuevas evidencias no fue declarado inocente. Su sentencia fue reducida a diez años por el cargo de “traición en circunstancias extenuantes”. El derecho a apelar le fue otorgado hasta 1906 cuando Clemenceau ocupó la primera magistratura de Francia. Dreyfus fue, finalmente, exonerado, reinstalado en el ejército con el rango de mayor y condecorado con la Orden de la Legión de Honor. Por su parte, el coronel Picquart ascendió a general y se convirtió en Ministro de Guerra y Zola pasó a la historia por su lucha en contra de los prejuicios y a favor de la justicia.

SUS CONSECUENCIAS

Con el tiempo, la contienda por demostrar la inocencia de Drey-fus se convirtió en la cuestión cardinal para dos sectores de la sociedad gala que pugnaban por un proyecto nacional distinto: los republicanos seculares que proclamaban su adhesión a la Revolución Francesa, y los conservadores que estaban dispuestos a sacrificar a un ser humano para preservar el honor del ejército. La sociedad se fragmentó sensiblemente en sus percepciones de lo que implicaba la justicia, el honor nacional, la reputación del ejército, el rol de la Iglesia y la legitimidad de la presencia judía en Francia.

El Caso Dreyfus constituyó un hito en la historia de Francia. El antisemitismo y el extremismo nacionalista, latentes por siglos, hicieron eclosión apoyados en una serie de prejuicios profundamente enraizados en la sociedad gala. La nación, percibida como una entidad única, confrontaba a enemigos “externos”. A la cabeza de las fuerzas hostiles se encontraba el judío, símbolo del “extranjero”, quien a pesar de ser ciudadano francés debía su lealtad a fuerzas internacionales y consecuentemente siempre estaba dispuesto a traicionar a la patria.

El proceso a Alfred Dreyfus tuvo, asimismo, enormes consecuencias para el pueblo judío. El juicio fue cubierto por Teodoro Herzl, corresponsal de un diario vienés, quien quedó profundamente impresionado ante el creciente antisemitismo en la cuna misma del liberalismo y la emancipación judía. El juicio y los reclamos populares de “Muerte al judío” lo llevaron a publicar un artículo en el semanario londinense La Crónica Judía donde concluía que la única solución al problema judío era la creación de un Estado propio en la tierra ancestral. En 1896 escribió su libro El Estado Judío y en 1887 convocó al Primer Congreso Sionista en Basilea.

La vida de Alfred Dreyfus ocupa un lugar central en la historia del antisemitismo moderno, de la tercera república francesa y de la evolución de los movimientos de derecha, algunos de los cuales han alcanzado su expresión más radical en el fascismo y el nazismo. En forma sorprendente a 100 años de este suceso, existían aún oficiales franceses que dudan de la inocencia del oficial judío y exigen que el caso sea reabierto.

Fuente: http://tribuna.org.mx/el-caso-dreyfus-un-hito-en-la-historia-del-antisemitismo-moderno/

DATOS:

BIBLIOGRAFÍA
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