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Un mundo que desapareció

Centro Deportivo Israelita, A.C.

El Museo Histórico Judío y del Holocausto Tuvie Maizel, presenta la extraordinaria exposición fotográfica Un mundo que desapareció, el legado del renombrado fotógrafo Roman Vishniac; donde se muestra una selección de más de 180 imágenes que captó de la vida judía en la Europa Oriental antes del Holocausto que se exhibe en la Galería del Centro Comunitario Nidjei Israel, Acapulco 70. Con un horario de lunes a jueves de 10:00 a 17:00 horas y los viernes y domingos de 10:00 a 13:00 horas.

Roman Vishniac nació en 1897, en el seno de una familia acomodada cerca de San Petersburgo, Rusia. Su familia tuvo el privilegio de contar con un permiso especial para residir en Moscú, lo cual estaba vetado para los judíos. Así, Roman tuvo la oportunidad de estudiar en una escuela particular y de ingresar a los 17 años al Instituto Shanyavsky de Moscú, donde obtuvo su Doctorado de Zoología, algo poco común para los judíos de aquella época.

A causa del antisemitismo impulsado por la Revolución Rusa, en 1918 escapó a Berlín, donde se casó con la Srita. Luta Bagg y procreó a sus dos hijos, Mara y Wolf.
En la década de los años treinta, cuando en Alemania se iniciaban los primeros brotes antisemitas, Vishniac los captó con su cámara disfrazado de nazi; fue entonces que el American Jewish Joint Distribution Committee lo contrató para documentar gráficamente la vida judía y la pobreza que prevalecía en Polonia, Ucrania, Rumania, Checoslovaquia, Hungría y Lituania.

Así, entre 1935 y 1939, se dedicó a recorrer dichos lugares con su cámara Leica; muchas veces a escondidas tomaba instantáneas de cómo vivía la gente en sus viviendas, en los jeiders, las yeshivot y los templos. Para las escenas en exteriores utilizaba su compra Rolleiflex, lo que le acarreaba problemas, ya que en varias ocasiones fue arrestado por la policía acusándolo de espionaje; esto debido a que a los judíos no se les permitía cargar una cámara ni tomar fotografías.

Vishniac capturó 16,000 negativos, lamentablemente solo pudo recuperar 2,000 de ellos, los cuales logró sacar de contrabando de Alemania ocultándolos entre sus ropas y con la ayuda de su familia, y de un amigo estadounidense.

En 1939, cuando el antisemitismo en Alemania estaba latente, Roman con un pasaporte estonio, escapó con su familia a Suecia; y en 1940, decide viajar a París, donde fue arrestado por tener la ciudadanía letona, y fue enviado a un campo de apátridas indeseables, después de tres meses, gracias a la Joint obtuvo su visa con la que logró escapar a los Estados Unidos vía Lisboa, país al que llegó en 1941.

Recién llegado, se dirigió a la casa de Albert Einstein en Nueva Jersey con el pretexto de darle los saludos que le mandaba un amigo en común, aprovechando para tomarle algunas fotografías; el mismo Einstein confesó que una de ellas era su preferida.

Asimismo, logró fotografiar a Marc Chagall y a otras personalidades de la época, abriéndose camino como fotógrafo en los Estados Unidos; finalmente se dedicó de lleno a lo que era su pasión desde niño, la microfotografía biológica, y más adelante con la macrofotografía a color, con la que aportó grandes descubrimientos, por lo que fue muy reconocido en el medio científico, sus trabajos aparecieron en revistas especializadas y en la revista Life.

Roman Vishniac falleció en Nueva York en 1990, pero sus imágenes de aquel mundo que desapareció, persisten como un legado en varias publicaciones y museos.

Como parte de la exposición, se proyecta en una sala del Museo, un emotivo video con el mismo título, basado en las imágenes de Roman Vishniac acompañadas por varias canciones en Yidish (subtituladas) interpretadas por la privilegiada voz del gran tenor Jan Peerce, realizado por el curador y patrocinador de la exposición, el Sr. Manuel Taifeld.