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Un niño inquieto y activo no es un Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)

Centro Deportivo Israelita, A.C.

Es frecuente dentro del ámbito escolar o familiar que un niño con una actividad motora mayor que sus pares o hermanos, produzca temor e inquietud en padres y maestros, ante el fantasma de un posible Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad.

Por ello los doctores Luis Caballero, jefe del Servicio de Psiquiatría de HM Hospitales, María Valeria Costarelli y Sara Izquierdo, psiquiatra y psicóloga del equipo Infanto-Juvenil, responsables del programa de Trastornos de Conducta Infantil, ambos españoles, explican las diferencias entre un niño inquieto y uno con TDAH.

Señalan los expertos:

“El TDAH es un síndrome que se caracteriza por síntomas de inatención, hiperactividad motriz e impulsividad. Suele empezar en la edad escolar, aunque no hay un patrón homogéneo de los síntomas. Por ejemplo, puede existir una falta de atención pero no una hiperactividad motriz”.

Para el diagnóstico, los síntomas deben darse en todos los ámbitos del niño, tanto en casa como en el colegio, y provocar un malestar psicológico, dificultades para la adaptación social y afectar al rendimiento académico.

Asimismo, el TDAH puede cursar simultáneamente con otros trastornos psiquiátricos propios de la edad infantil, como los trastornos de conducta, emocionales o afectivos y de aprendizaje.

Por el contrario, el niño inquieto o nervioso no presenta dificultades en ninguno de estos ámbitos, se relaciona bien con los demás y también en el entorno familiar. Es decir, la diferencia principal es que no presenta un malestar psicológico significativo”.

El diagnóstico del TDAH, suele detectarse entre los 7 y 10 años, con sus excepciones, etapa en la cual son más evidentes las dificultades adaptativas y de rendimiento del niño.

Los profesionales señalan que: “en la edad preescolar lo más manifiesto del TDAH son los problemas de conducta; en la adolescencia, a la pérdida de estima personal y desajuste social se unen el consumo de drogas, alcohol e incluso problemas legales”. Una vez realizado el diagnóstico, se indica una intervención individualizada y personal, lo cual toma muy en cuenta las características del niño, su entorno familiar, social y escolar.

El abordaje de la problemática requiere de una intervención combinada: psicoterapéutica individual y grupal además apoyada por la terapia farmacológica.

Un niño que manifiesta TDAH, requiere a su vez de los apoyos necesarios tanto en el colegio como en su casa, apoyos que pueden variar según sus necesidades.

Los especialistas señalan la importancia de un contexto familiar positivo, apoyador, afectivo, que maneje límites y consecuencias lógicas claras, consistentes. Desde este lugar aprende a manejar mejor el estrés y la frustración.

El niño activo, puede ser inquieto o nervioso, más no presenta ninguna de las características anteriores, y lo más importante es un niño que se desenvuelve adecuadamente tanto dentro de su familia como en su escuela, sin presentar nos dicen los expertos algún malestar psicológico significativo.

Fuente: Boletín Psiquiatría.com

Datos:

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