CATEGORÍA: PREPARATORIA
GÉNERO: POESÍA
SEUDÓNIMO: La desesperada

Todo lo que callamos porque no nos atrevemos a expresarnos,

termina afectándonos y mucho.

Callar,

ni siquiera se escucha,

es como cargar piedras subiendo una montaña completamente solo,

cada vez que no me atrevo a hablar,

a decir lo que siento,

lo que pienso,

me lo cuestiono día con día,

mes por mes,

año por año.

A veces me pregunto,

¿por qué es tan difícil decir lo siento?

Cómo lo digo,

por qué,

y para qué,

como si mis palabras se rompieran en el viento,

como si fueran símbolos en la nada.

“Mejor me lo guardo” me digo a mí misma,

como si esconderlo fuera una solución,

Esa solución que dejaría todo atrás,

callar no es un escudo que te protege,

sino una cárcel que te lastima,

y quien se encierra soy yo,

nada más yo.

Tal vez debería dejarlo a él hablar,

seguro sabe más,

me lo repito,

como si yo no fuera suficiente,

sonreímos por fuera,

pero por dentro estamos hechos cenizas,

lo que nunca me atreví a decir en voz alta,

eso es lo que me rompió,

lo que me quebró en pedazos,

cada vez con más fuerza.

Poco a poco entiendo que

el mundo no sabe lo que siento,

el grito escondido,

el mundo sigue igual,

la vida avanza igual,

pero yo me consumo por dentro,

cada vez me hago más pequeña,

cada vez soy menos.

Pero un día me doy cuenta,

que debo romper ese silencio,

dejarlo atrás,

soltar mi voz,

romper el silencio,

que me ata y me encierra.

Al fin respiro

me logro liberar

tal vez ahora tiemble al hablar,

pero me doy cuenta:

decir lo que siento

es la única manera

de volver a ser yo.