TĂtulo: El mejor instante
CategorĂa: Secundaria
SeudĂłnimo: YEDI
No necesito viajes lejanos,
 ni llenar la pared con diplomas.
 Me alcanza con tu risa,
 cuando el cafĂ© se enfrĂa en la mesa
 y la tarde se despereza sin prisa.
El reloj se queda quieto,
 pero la charla sigue andando,
 con esos silencios que no pesan,
 como si el tiempo se enredara en tus ojos
 y no quisiera salir de allĂ.
A veces la vida me dobla la espalda,
 y todo se nubla,
 hasta que tu mano busca la mĂa
 âtan simple como encender una luz en la cocinaâ
 y de pronto el mundo vuelve a ser habitable.
No hacen falta promesas grandes,
 ni discursos de pelĂcula.
 Aprendà contigo que lo eterno
 se esconde en lo pequeño,
 donde nadie suele mirar.
Me gusta cĂłmo le pones risa a lo difĂcil,
 ese gesto tuyo que desarma la tormenta.
 Una tarde cualquiera se vuelve recuerdo
 porque estabas ahĂ,
 cambiando sin saberlo la historia.
He dudado tanto,
 me he perdido en mis propios miedos,
 pero tu voz, suave y tersa,
 me lleva de regreso,
 como un farito que apenas brilla
 y, sin embargo, basta.
Y si un dĂa todo se apaga,
 si los ruidos se mueren
 y el sol se esconde de golpe,
 quiero estar a tu lado,
 en lo mås simple,
 donde lo humano se vuelve sagrado.
Porque el mejor instante
 no es milagro ni premio,
 ni cosa que se busca:
 es esto que sucede
 cuando te miro
 y el destino cabe en un rato cualquiera.