Categoría: Poesía abierta
Seudónimo: Orquídea
Hace mucho no hablamos.
El tiempo, paciente arquitecto,
levantó muros entre nuestras voces.
El silencio hizo su trono
en medio de lo que fuimos.
No hubo un día en que partieras,
ni un adiós que sellara la distancia;
solo el lento deshilo del nosotros,
hasta volvernos sombras
que ya no se reconocen.
Fue el tiempo quien separó,
y el mismo tiempo quien unió.
Recordar lo que ardía en la memoria
fue suficiente para quebrar su reino.
“Apagad la flama” —ordenó el monarca—,
sin saber que ya era incendio,
que el fuego había aprendido
a sobrevivir en nuestros nombres.
Era tarde.
No hubo río ni cielo
que pudieran apagar la llama.
He vuelto para quedarme.
Tu presencia respira en la mía.
Caminemos despacio:
el tiempo no manda, solo mira.
“Te he extrañado”,
dije abriendo los brazos.
Y el silencio, derrotado,
se hizo canto entre nosotros.