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Diversidad y empleo entre el género masculino y femenino en Israel

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Maxime Fassberg1

Israel es considerado uno de los países cuyo desarrollo económico y tecnológico es ejemplar para los países occidentales, y sirve de modelo para los de en vías de desarrollo. No obstante, el trato equitativo entre los hombres y mujeres todavía es una meta a alcanzar. En este aspecto donde debería haber un énfasis en la igualdad de derechos económicos y sociales entre ambos sexos, las mujeres en Israel han quedado en un estatus de inferioridad e injusticia con respecto al hombre, por lo que el Estado y la sociedad deberían plantear cambios al respecto. He aquí unos datos estadísticos sobre la falta de igualdad en la diferencia de género.

Según las estadísticas, dos tercios de los 751 millones de analfabetos en el mundo son mujeres. Sin embargo, el dato más preocupante es que más de 60 millones de niñas en la actualidad no asisten a la escuela y, por consiguiente, su futuro ya está sellado para no poder salir de su grado de vulnerabilidad.
En Israel, este problema se presenta en otra dimensión. Si bien, hay poco analfabetismo entre las mujeres, hay una gran brecha en el nivel de matriculación en cuanto a las matemáticas, ciencias, física y química. Solo el seis por ciento de los estudiantes israelíes presentan sus exámenes en estas materias, de los cuales dos por ciento son mujeres.

De la población en general en Israel, solo el 28 por ciento ocupa cargos académicos en las universidades, pero apenas el 15 por ciento son profesoras de tiempo completo. A nivel de licenciatura, maestría y doctorado hay más mujeres que hombres en las universidades. Pero su número decae drásticamente al entrar en la vida académica, en cargos docentes de tiempo completo. Esto se debe principalmente a que el requisito para poder iniciar una carrera académica es hacer un doctorado fuera de Israel.

Este requisito no es fácil de cumplir para las mujeres, ya que estas sienten que no pueden arrancar de raíz a su familia de su propio país, además de que no pueden obligar a sus parejas a abandonar su lugar de trabajo. La desigualdad de oportunidades se manifiesta en el hecho de que a los hombres les está permitido arrancar de raíz a sus familias para realizar un postdoctorado en el extranjero, pero con las mujeres esto no está bien visto. Por tanto, habría que replantear esta visión a fin de que haya la posibilidad de que las mujeres salgan a estudiar al extranjero con su pareja y sus familias o de permitirles entrar a la vida académica sin este requisito, para así acortar la brecha que existe en los cargos de profesores de tiempo completo y lograr una igualdad de género en este ámbito.

La desigualdad entre los salarios de hombres y mujeres es también un factor representativo en la diferencia de trato que hay hacia ambos sexos. En Israel hay una brecha salarial del 24 por ciento en el mercado de trabajo en general. Las mujeres con título universitario reciben el 61 por ciento del salario de un hombre con la misma educación. Esto es inaceptable en un país que declara estar a favor de la igualdad de género. En los puestos directivos, las mujeres ganan un 73 por ciento del salario de los hombres que realizan el mismo trabajo. Asimismo, la esfera tecnológica sigue dominada por hombres y la brecha entre hombres y mujeres ganadores del Premio Nobel es también muy amplia.

Estas diferencias no se deben a que las mujeres se hallen en un nivel de inferioridad con respecto al hombre, sino a que por naturaleza, su forma de trabajar es distinta a los hombres, lo que les permite desarrollar otras habilidades. ¿Cómo trabajan las mujeres? Desde la época de las cavernas las mujeres se han orientado a tareas múltiples. Los hombres generalmente únicamente salían de caza y eran responsables de la protección del clan. En cambio, las mujeres tenían que cuidar el fuego, atender a los niños, sembrar y recolectar los frutos, encargarse de las labores artesanales, entre otras actividades. En esencia, la situación no ha cambiado, pese a que los trabajos de los hombres y mujeres se han transformado. Durante miles de años, las mujeres han practicado las multitareas. Así que cuando se habla de la importancia en la diversidad de género en el mercado laboral, hay que reconocer la habilidad que tienen las mujeres de hacer varias tareas simultáneamente, lo que es uno de los aportes más sobresalientes del sexo femenino.

Para producir transformaciones que permitan la igualdad en la diversidad de género, las mujeres necesitan cambiar sus prácticas. Por ejemplo, deben abrir paso a formar fuertes redes sociales a escala formal e informal, para que puedan ser escuchadas y comprendidas entre ellas y el mundo en general. Así se podrían tomar actitudes más solidarias para un trato más justo. Un área en que la mujer precisa ser comprendida es en la conducta que maneja en el trabajo. Cuando las mujeres son parte de un equipo y tienen éxito, atribuyen el éxito a los esfuerzos del equipo, mientras que los hombres lo atribuyen a sus esfuerzos personales. Por eso es recomendable construir equipos que incluyan la diversidad de género, lo que dará como resultado distintas formas de pensamientos y conductas, para tener respuestas amplias y mejores. De hecho, se ha visto que entre las quinientas empresas más inclusivas se han obtenido mejores resultados que las que no lo son.

La pasión, es también un factor importante para el éxito. Para tener éxito, las mujeres tienen que hacer lo que les apasiona. También las mujeres necesitan percatarse que para llegar a realizar algo en grande, deben presionar y empujar. Tienen que animarse y aceptar el reto, practicar frente al espejo y ver el león aunque se sientan como un gatito. Es decir, la mujer debe cambiar de actitud, fortalecer su presencia en público frente al hombre, sin que ello implique que está rompiendo con su integridad. Por ejemplo, las mujeres se caracterizan por no saber negociar, por lo tanto, muy pocas negocian sus sueldos, cuando creen que no es justo. Por consiguiente, deben aprender a utilizar las oportunidades y dejar a un lado sus dudas y a atreverse a negociar.
La mentalidad hacia la mujer debe transformarse, y las mujeres jóvenes tienen que saber que es posible tener una carrera, una familia y realizar todo. En ello no se debe ceder, ni rendirse nunca.

(1) Artículo de la revista Lapid de WIZO Mundial, editado por Debbie Tanur y corregido por Diana Kuba.

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