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Gilberto Bosques, el “Schindler mexicano” que cancelaba visas

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Daniela Gleizer

Soy historiadora. Durante muchos años, casi veinte ya, me he dedicado a analizar la posición que asumió el gobierno mexicano frente a la inmigración de los refugiados judíos durante el nazismo. He escrito sobre el tema dos libros y muchos artículos. He trabajado fundamentalmente con fuentes de primera mano; es decir, con documentos de la época que permiten reconstruir, hasta donde es posible, las intenciones y las acciones de los actores sociales involucrados.

Cuando empecé a trabajar en el tema en los años noventa, para mi tesis de licenciatura, Gilberto Bosques, el cónsul mexicano que estuvo en Francia entre 1940 y 1942, no era un héroe, ni tampoco siquiera un personaje muy importante. Era un cónsul que había recibido cierto reconocimiento, fundamentalmente, por parte de los descendientes del exilio español republicano a quienes ayudó, por órdenes del General Lázaro Cárdenas. Hace unos diez años; sin embargo, por un proceso complejo que aún es necesario analizar con mayor profundidad, Bosques fue convirtiéndose paulatinamente también en un héroe del Holocausto. Se lo ha llamado el “Schindler mexicano” por su supuesta labor humanitaria y se ha dicho, sin ningún respeto por la investigación histórica seria, que salvó a cerca de 40 000 personas, cifra que nadie ha documentado. Cabe como referencia que de 1933 a 1945 ingresaron al país menos de dos mil refugiados judíos.

A medida que la figura de Gilberto Bosques continuaba creciendo, y se multiplicaban los homenajes, reconocimientos y ceremonias, y así como las calles en su honor, las plazas, o los salones del Senado o de la Comisión Nacional de Derechos Humanos que llevan su nombre, sentí la necesidad de internarme nuevamente en los archivos, para intentar encontrar información de la época sobre el tema. Hasta entonces, la principal fuente para todos estos reconocimientos eran entrevistas diversas que se le hicieron al propio Gilberto Bosques, un hombre que vivió 103 años.

Para decepción mía, y de muchos otros ya, las fuentes de archivo no corroboraron el presunto heroísmo del mexicano frente a los refugiados judíos. Lejos de encontrar rastros de una acción valiente para ayudar a quienes desesperadamente buscaban salir de Francia, lo que retratan los documentos de archivo es un consulado y un cónsul muy similar a los otros consulados mexicanos de la época, atravesados por densos mecanismos burocráticos que, propositivamente en muchos casos, y quizás sin intencionalidad en otros, impidieron el salvamento de muchos de los que se encontraban en peligro.

Más difícil aún fue constatar que Bosques intervino activamente, pero no para salvar el mayor número de personas, sino para solicitar al gobierno mexicano que le diera autorización para cancelar visas autorizadas previamente por la Secretaría de Gobernación. La razón: sospechaba que muchos de los refugiados que intentaban abandonar Marsella no podían ser considerados ‘exiliados políticos’, los únicos dignos de ser salvados, de acuerdo con la política inmigratoria mexicana de la época. Según las organizaciones de ayuda que trabajaban en Francia, como el Unitarian Service Committee, cientos de visas previamente autorizadas por el gobierno mexicano se desperdiciaron, ya que no fueron entregadas a sus destinatarios, particularmente no fueron entregadas a los judíos. Sobre estos, en línea con la política oficial de la época, Gilberto Bosques consideraba que se trataba de ‘extranjeros indeseables’ que no debían ser admitidos en el país.

Surgirán más fuentes, y también nuevas interrogantes que nos permitan entender mejor qué sucedió en el Consulado de Marsella entre 1940 y 1942. Lo que queda claro, por lo pronto, es que si la memoria y los recientes actos de conmemoración han construido la imagen de Bosques en tanto héroe del Holocausto, a partir fundamentalmente de su propio testimonio, y de los testimonios de quienes sí recibieron visas en Marsella, es tarea de la historia recuperar las voces de aquellos que han sido víctimas dos veces: primero, por no haber recibido las visas y no haberse podido salvar, y después, por haber sido olvidados.

DATOS:

Conferencia de Daniela Gleizer
Nuevos hallazgos sobre Gilberto Bosques y el Consulado de México en Marsella (1940 – 1942)
Jueves 18 de mayo, a las 20:00 horas, en la Comunidad Sefaradí.
Prolongación Av. de los Bosques 292, Lomas de Chamizal.

El recuerdo y el olvido del Holocausto