Muchos en Israel desestimaron a Yair Lapid como una estrella más de los medios cuando el ex presentador de noticias , presentador de anuncios y actor de telenovelas lanzó su candidatura al poder político hace una década.

Sin embargo, el hombre de 58 años, que se convertirá en el próximo primer ministro del Estado judío a la medianoche, tiene un largo historial de superación de expectativas durante su carrera política.

Hace casi una década, con su recién formado partido centrista Yesh Atid (Hay un futuro), no fue tomado en serio de inmediato como un peso pesado previo a las elecciones de enero de 2013.

Pero la ciudad natal de Lapid, Tel Aviv, se vio sacudida por las protestas contra el aumento del costo de vida. Él y su partido centraron su campaña en la clase media de Israel, preguntando por qué tan pocos prosperaban gracias al crecimiento económico del país. Y ese plan funcionó.

Yesh Atid sorprendió a los expertos al terminar en segundo lugar después del líder de la derecha, Benjamín Netanyahu.

El padre de Lapid, Tommy, sobreviviente del Holocausto, también había dejado los medios para unirse a la política. Y la madre de Lapid es escritora.

Después de las elecciones de 2013, Lapid se unió a una coalición liderada por Netanyahu, tuvo un mandato difícil como ministro de finanzas, se unió a la oposición en 2015 y se convirtió en un actor clave que buscaba derrocar a Netanyahu.

Ese esfuerzo prolongado finalmente tuvo éxito en junio de 2021, cuando Lapid creó una coalición muy diversa con representantes de la derecha, centristas, izquierdistas e islamistas árabes que puso fin al mandato de 13 años de Netanyahu.

Cerró el trato al ofrecer el puesto de primer ministro a Naftali Bennett, a cuyo partido nacionalista Yamina le había ido mucho peor en las encuestas que a Yesh Atid.

El propio Lapid se convirtió en ministro de Relaciones Exteriores.

Cuando Bennett anunció la semana pasada que esta coalición ya no era sostenible, lo que desencadenó la quinta elección de Israel en menos de cuatro años, dijo que cumpliría su acuerdo de poder compartido con Lapid, quien se desempeñará como primer ministro y ministro de Relaciones Exteriores de un gobierno interino.

Como sucedió cuando lanzó su carrera política, el aumento de los precios ha vuelto a surgir como un desafío antes de que asuma el cargo de primer ministro.

“Necesitamos abordar el costo de vida”, dijo, días antes de convertirse en el decimocuarto primer ministro de Israel.

En diciembre, una clasificación mundial nombró a Tel Aviv como la ciudad más cara del mundo.

Lapid luego enumeró los desafíos geopolíticos que pueden dominar su tiempo en el cargo, incluidos Irán y el grupo terrorista libanés Hezbollah. 

No está claro cuánto tiempo ocupará Lapid la silla del primer ministro. Aparentemente, solo puede hacerlo durante unos meses, hasta que se forme un nuevo gobierno después de las próximas elecciones, que están programadas para el 1° de noviembre. Pero los últimos cuatro años de inestabilidad política han demostrado que los gobiernos interinos pueden permanecer mucho más tiempo de lo esperado, y el hecho de no llegar a una resolución clara en la próxima votación podría mantener al líder de Yesh Atid en el poder por un tiempo más.

Sobre el conflicto palestino-israelí, las posiciones de Lapid son centristas, con algunas tendencias de derecha.

A diferencia de Bennett, favorece las conversaciones directas con los palestinos sobre una solución de dos Estados, pero ha expresado dudas sobre el deseo palestino de hacer la paz y, en ocasiones, defendió la expansión de los asentamientos.