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La Universidad Ben-Gurion participa en un programa conjunto para mejorar el estado de ánimo

Centro Deportivo Israelita, A.C.

Cuando nos sentimos felices, sonreímos. Una nueva investigación indica que lo contrario también es cierto: posar nuestros músculos en una sonrisa alegra nuestro estado de ánimo.

El estudio colaborativo, descrito en Nature Human Behavior por un equipo internacional de investigadores dirigido por Nicholas Coles, de la Universidad de Stanford, encontró pruebas sólidas que apoyan la largamente debatida “hipótesis de la retroalimentación facial”.

La colaboración Many Smiles incluyó a propósito a investigadores de ambos lados del debate. Recogieron datos de 3.878 participantes de 19 países.

En Israel, el investigador de neurociencia socio-cognitiva de la Universidad Ben-Gurion, Niv Reggev, y su estudiante de doctorado, Aviv Mokady, reclutaron a 105 estudiantes de primer año de la BGU para realizar el estudio online.

A un tercio de los participantes se les indicó que sostuvieran un bolígrafo o un lápiz entre los dientes sin dejar que sus labios lo tocaran, forzando así una sonrisa.

A otro tercio se le pidió que imitara las expresiones faciales que se veían en las fotos de actores sonrientes.

El último tercio tenía que mover las comisuras de los labios hacia las orejas y levantar las mejillas utilizando únicamente los músculos de la cara.

En cada grupo, la mitad de los participantes realizaron la tarea de sonreír mientras veían imágenes alegres de cachorros, gatitos, flores y fuegos artificiales, mientras la otra mitad veía una pantalla en blanco.

Para medir la diferencia de efecto, se les mostraron de nuevo esas mismas imágenes (o la pantalla en blanco) mientras se les indicaba que mantuvieran una expresión facial neutra.

Aumento notable de la felicidad

El análisis de los datos reveló un notable aumento de la felicidad entre los participantes que imitaban fotografías sonrientes o que acercaban la boca a las orejas. Esto fue así independientemente del país del que procedieran.

No se produjo un cambio de humor importante en los participantes que utilizaron la técnica del bolígrafo en la boca, posiblemente porque implica apretar los dientes y, por tanto, no es un análogo exacto de la sonrisa.

“El estiramiento de una sonrisa puede hacer que la gente se sienta feliz y el ceño fruncido puede hacer que la gente se sienta enfadada; por lo tanto, la experiencia consciente de la emoción debe basarse, al menos parcialmente, en las sensaciones corporales”, dijo Coles.

Reggev explica que, al igual que Coles, antes del estudio estaba “indeciso” sobre la hipótesis de la retroalimentación facial. Después, Reggev se sintió “algo convencido de que si haces que la gente active los músculos adecuados puede hacerla más feliz”.

“Basándonos en los resultados, que fueron bastante sólidos, la gente debería intentar hacerse sonreír”, concluye el psicólogo social israelí.

Fuente: Noticias desde Israel