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El arte efímero en las manos de henna

Centro Deportivo Israelita, A.C.

La tradición judía contiene tradiciones y costumbres que suceden antes de las bodas, que apoyan y honran a los novios antes de ese gran día en que han de unir sus vidas bajo la llamada jupah, o toldo ceremonial. De la misma manera, en todo Medio Oriente, una serie de rituales relevantes ocurren antes de la boda, con el objeto de que los novios mediten y se purifiquen, llamados auruf o separación, mikvah o baño ritual, así como un periodo de ayuno previo.

De manera más celebratoria, otra de las últimas costumbres que han cobrado nuevo auge entre las familias judías de Israel, Sudamérica y México son las fiestas de Henna o Henna Parties.

Celebraciones grupales que se remontan a los tiempos bíblicos, actualmente han sido celebradas por judíos, musulmanes y cristianos por igual, en un ambiente cordial, festivo y familiar con las mujeres del círculo más cercano de la novia, sus parientes y allegadas: su madre, abuelas, hermanas y amigas más cercanas de la infancia.

En las mesas se podrán apreciar elementos de alegría, festejo y boato, así como alimentos frescos y coloridos, como manzanas, miel, aceitunas, aceite de olivo y almendras. Todo deberá ser siempre dulce, nada amargo, para invocar a la suerte, la abundancia, la buena fortuna, y para promover la convivencia, consentir a la novia y reforzar los lazos entre las mujeres.

En sus orígenes, hace más de 3 mil años, los diseños de las manos y pies de Henna fueron usados para proteger y alejar de la mala suerte o del llamado mal de ojo a la novia, y simultáneamente adornarla de manera vistosa, original, entintando su piel, lo que también podría haber sido usado como sustituto de joyas pesadas o poco originales.

Los pigmentos de los que se obtiene la llamada Henna, provienen de los shuk, o mercados de Medio Oriente, y es un molido en polvo color negro o rojizo intenso, utilizado para colorear telas, objetos domésticos, escritura, así como para adornar la piel. El proceso de pigmentación es aún muy popular en la Tierra de Israel (Eretz Israel) desde los tiempos helenísticos.

Documentos consultados en la biblioteca de Washington, hablan también de la extensión de su uso ceremonias de la Baja y alta Edad Media en las comunidades de Córdoba y Toledo, a lo largo de la costa mediterránea, utilizada como adorno diario en manos y pies y para propósitos rituales, que pronto se esparció con la galut, la diáspora, estableciéndose entre los judíos de Marruecos y otras comunidades del Norte de África, como Marruecos, Argelia, Libia, Egipto, así como en Etiopía.

Teñirse las manos con Henna o tinta roja o negra en manos, pies y uñas era diariamente utilizado para embellecimiento, entintado de cabello y a manera de adorno de la vida diaria femenina, y también como parte de los rituales de celebraciones y fiestas importantes.

En las comunidades judías se afianzó la costumbre, especialmente, de usar el dibujo y el teñido de manos en la ceremonia antes de las bodas, y se convirtió en un aspecto crucial de las preparaciones previas, y muchas veces definían la estructura de las festividades.

El envío de un paquete de Henna del novio a la novia entonces se convertía en un obsequio muy apreciado. En ocasiones al finalizar la ceremonia había un lavado grupal de la Henna, lo que lo hacía un ritual complejo, social y cultural muy apreciado.

En otras regiones del Magreb, Tangiers, Libia y norte de África, la Henna también se usó para marcar ciclos de vida importantes como rituales de pasaje o iniciáticos, como los nacimientos, ingreso a la escuela, ingreso a la pubertad y salida del periodo de luto.

Sus funciones principales han sido, claro, embellecer, para el diario vivir y para protección, a la par de costumbres con una carga emotiva como la Mano Turca con un ojo de vidrio azul dentro, llamada hamsa, y como guía para la introducción en un nuevo rol social de un grupo juvenil.

Los marroquíes y los kurdos adoptaron también esta tradición, por su esencia colorida y femenina, todo ello acompañado de música folklórica de la zona en cuestión.

En Israel se ha retomado mucho esta tradición para que la asimilación y la modernidad no signifique la pérdida de las tradiciones y la identidad. Actualmente también refuerzan la idea de la unidad de una etnia, de los judíos que llegaron de Marruecos, Arabia Saudita y del Yemen, además de que van acompañados con vestimentas y peinados a juego, llamado tishbuk lulu, o kesva ikbira.

La Henna se cultivó y usó en la Tierra de Israel durante el período helenístico, llamado también alheña, tanto para adornos cotidianos como para fines rituales y se extendió rápidamente por toda la diáspora y fue una costumbre establecida entre los judíos de todo el Medio Oriente, incluida la cuenca del Levante y el Mediterráneo y la península arábiga. Algunas comunidades judías usaban la alheña como parte del adorno femenino cotidiano, tiñendo las manos, los pies, las uñas y el cabello de las mujeres.

Sin embargo, el uso más significativo de Henna en comunidades judías es como parte de la ceremonia previa a la boda que hemos mencionado. Estas comunidades incluyen las comunidades judías sefaradíes, es decir, descendientes de judíos españoles expulsados en el siglo XV, o mizrahi, así como comunidades de Alepo, Siria y Persia.

La Henna tiene su costumbre hermana que se extendió desde Pakistán, Bangladesh y sobre todo India, llamada arte mahendi o mehendi, utilizada también en ceremonias y arte dancístico. El simbolismo de la Henna en estas comunidades judías era altamente polisémico, pero está claro que tenía tres funciones generales: primero, el entintado de la piel de la Henna por embellecimiento, como adorno diario y para bodas; segundo, se creía que su tono y textura era protector, el centro de un ritual de pasaje; tercero, como una ayuda para transformar y guiar en el pasaje hacia nuevos roles sociales e intra-familiares.

Hoy el uso de la Henna y su difundida popularidad es diferente a sus predecesores históricos. Uno de los principales cambios en la ceremonia de la Henna ha sido su duración y tiempo. Mientras que, en la diáspora, las festividades previas a la boda a menudo duraban una semana o más, pero actualmente, se encuentran más comprimidas debido a las limitaciones de dinero y tiempo. La aplicación de Henna a la novia y a sus damas se hacía por días y días entes de la boda con hermosos diseños, como en Marruecos, se redujo a una sola noche, la noche de las festividades. Otro cambio fue la rápida desaparición de los patrones artísticos con los que se aplicó la Henna.

Así, el entintado y diseños de Henna practicados por las comunidades judías en la diáspora llegaron a Israel con la modernidad del rock, el ciberpunk, el pop, los tatuajes y la música tribal adaptada por DJ´s en las modernas playas de Eilat y las incluyentes y festivas calles de Tel Aviv.

Las ceremonias de Henna o Henna Parties en Israel hoy sirven para reforzar una unidad pan- étnica, y se han hecho increíblemente populares en Estados Unidos y Latinoamérica.

Actualmente, entre los judíos yemenitas se usa la Henna para resaltar el tocado Sana'i, el Tishbuk Lulu, mientras que, de manera similar, entre los judíos marroquíes, la ceremonia contemporánea generalmente usa el vestido urbano, el keswa lkbira.

La Henna se aplica usualmente en las palmas, costado o dorso de una mano o ambas manos, y queda fija por unos cuantos días, y en cuanto se lava la novia con agua caliente y con jabón neutro el color intenso se va diluyendo, por lo que así puede evitarse el uso de tatuajes, ya que en estas religiones no se permite ninguna alteración de la piel que sea permanente. La Henna es un trabajo artesanal efímero, que permanece dos o tres días, como gotas de perfume que con el calor de la piel y el viento se difuminan, lo que le da aún más valor, ya que ese toque de impermanencia es lo hace aún más valioso.

Como podemos apreciar, el entintado en Henna en manos y pies es una opción sui géneris, exótica y original para mujeres de todas las edades, cualquiera que sea su creencia o religión; para sus bodas, fiestas, funciones teatrales o de expresión corporal, o tan sólo para llevarlas por la calle, que proporciona un toque de originalidad y belleza para las mujeres de nuestra época, tal y como lo fue en tiempos de nostalgias de antaño. 

// Saskia Levy

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