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Viviendo el Aviv de lejos

Centro Deportivo Israelita, A.C.

Vivir el Festival Aviv a la distancia no es nada fácil, en especial si has estado involucrada desde que tenías 4 años (desde antes en realidad). Nadie ni nada te prepara para verlo desde lejos, muy lejos, no importan que tanto lo sigas en redes sociales, hables con tus amigos o te inviten a participar de alguna forma. Les doy un poco de contexto. 

Sé que sonará un poco presuntuoso, pero, para los que no me conocen (sí, a esto me refería), mi nombre es Liat Mendelsberg Bercovich, tengo 36 años y el Festival Aviv ha sido parte de mi vida prácticamente desde siempre. Mi familia ha estado involucrada también desde mucho antes, sólo busquen mis apellidos en la historia del Festival y lo entenderán. Tuve la fortuna de estar siempre rodeada de danza, no solamente folklórica judía, sino que toda expresión dancística y artística formaba parte de mi vida cotidiana. Muchos amigos míos decían que en el pasillo de mi casa no caminábamos para ir a la cocina, sino que seguro hacíamos algún rikud, paso junto paso o algún jeté, de hecho se "burlaban" diciendo que era un requisito para poder comer (por supuesto que no era un requisito, aunque eso no quiere decir que no lo hacíamos).

Durante todo el año, el Festival Aviv y todo el movimiento de danza judía en México, eran temas de pláticas, debates y discusiones. Siempre con mucha honestidad, a veces brutal, pero siempre con respeto y con las mejores intenciones. Consejos, trabajos en conjunto, secretos, chismes, esto era el día a día en mi casa. 

Tuve el honor de formar parte de la dirección artística del Festival, la cual me permitió conocer y vivir más de cerca (no sólo por lo que escuchaba en mi casa) este increíble evento. Horas y horas de trabajo voluntario, me llenaban de pensamientos creativos, me retaban a buscar caminos y propuestas diferentes, y logré encontrar en este espacio a algunos de mis amigos más queridos.

En octubre del año 2020, mi esposo (el cual sólo bailó en sexto de primaria, pero había participado en el Festival de otras maneras para poder verme durante esa semana) y yo, decidimos que era momento de hacer un cambio radical, haríamos aliá. Fue una decisión tan fácil y tan difícil al mismo tiempo, una decisión la cual cambia, desde el primer momento, tu forma de ver las cosas que conoces. 

Decidí dar un paso atrás del Festival, aunque faltaban meses para salir del país, y a pesar de seguir en México, empecé a vivir el Aviv desde fuera. Esto cada vez era más difícil. 

En el 2021, ya en Israel, se realiza el primer Festival Aviv Online, el cual me permitió no sentir tanta nostalgia, además de haber bailado con mi hija en un video realizado por mi hermana, y en otro, haber realizado una coreografía pensada desde muchos años atrás, con un viejo y gran amigo. Sin embargo, unos meses después, anuncian que el Festival del 2022 se hará de manera presencial y ahí, sí sentí un huequito en el estómago.

Mis grandes amigos me mantenían al tanto, con lo que podían contarme, algunos me mandaban videos, me pedían opiniones, se desahogaban y tuve el gran privilegio de ser invitada como jurado en el Certamen de Video Danza, el cual gocé como niña chiquita.

Al mismo tiempo, platicaba con mis amigos que viven en Israel, y todos comentábamos que el estar lejos nos obligaba a ser espectadores, pero desde otra perspectiva completamente diferente. No estás todo el tiempo pendiente de qué grupo está ensayando en la tarima y entonces vas a saludar, no ves a tus amigos que únicamente veías durante la semana del Festival y eso hace que te des cuenta de lo afortunados que somos al tener un evento que, a pesar de ser en un país diferente al que vives ahora, sigue siendo algo que te une como personas, como artistas, como comunidad. Todos estamos de acuerdo en una cosa, no importa que tan lejos estés, el Festival Aviv siempre seguirá formando parte de nuestra vida… de nuestros recuerdos.

 

// Liat Mendelsberg