Tomar alcohol inevitablemente provoca al día siguiente, en mayor o menor medida, la famosa resaca o cruda. Pero ¿qué está pasando en nuestro cuerpo detrás del dolor de cabeza, náusea, cansancio, falta de coordinación y ansiedad? Muchas cosas. A continuación, te explicamos algunas de ellas:
Exceso de toxinas
Cualquier toxina que entra a nuestro cuerpo causa problemas, y el alcohol no es una excepción. El alcohol llega a nuestro torrente sanguíneo a través del estómago, y se distribuye por todo el cuerpo, dañando las células a su paso. Cuando se metaboliza en el hígado, se produce una sustancia llamada acetaldehído, que es más tóxico que el alcohol en sí, obteniendo un doble golpe de toxinas. Asimismo, causa que los nervios envíen un mensaje al cerebro diciendo que el contenido del estómago está dañando el cuerpo y debe ser expulsado a través del vómito, causando náuseas. El alcohol también disminuye la producción de glutamina, un estimulante natural cuyo trabajo es mantenernos despiertos. Cuando dejamos de beber más tarde, el cuerpo rebota por sobreproducir ese estimulante, impidiendo un sueño profundo.
Deshidratación
Un vaso de 250 mililitros de vino, por ejemplo, hace que el cuerpo expulse 800 a 1 000 mililitros de agua. La mañana siguiente, sentimos la boca seca porque nuestro cuerpo nos está enviando un mensaje para reponer el suministro de agua. El dolor de cabeza también se debe a la deshidratación, pues los órganos del cuerpo tratan de compensar su propia pérdida de agua robando agua del cerebro. Por otro lado, orinar frecuentemente expulsa las sales y el potasio necesarios para el correcto funcionamiento de nuestros nervios y músculos, incrementando el dolor de cabeza, cansancio y náuseas.
Otros
El consumo excesivo de alcohol puede inducir hipoglucemia (bajo nivel de azúcar en la sangre), que se convierte en aturdimiento y debilidad general. Incluso los niveles de ruido del ambiente en el que bebimos pueden influir en la cruda, pues la exposición a altos decibelios incrementa los dolores de cabeza la mañana siguiente. La naturaleza depresiva del alcohol también puede contribuir a la autoduda, el componente más ansioso de las resacas. Por último, existe el hecho de que el alcohol descompone la reserva de glucógeno del cuerpo en el hígado. La falta de esta fuente de energía clave es también responsable de la debilidad, la fatiga y la falta de coordinación a la mañana siguiente.
Por otro lado, estos síntomas tienden a ser más severos en las mujeres que en los hombres, pues el cuerpo femenino es más susceptible a las toxinas, y tiene menor capacidad de producir las enzimas necesarias para procesarlas.
Fuente: traducido y adaptado de: http://www.independent.co.uk/life-style/food-and-drink/features/the-science-of-your-hangover-2159477.html
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