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El día del Holocausto, Auschwitz o la Shoá: un duelo sin fronteras

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Mauricio Pilatowsky

Las conmemoraciones luctuosas tienen como objetivo recordar un evento doloroso y poner así de relieve algunas cuestiones que se asocian con lo acontecido. Al fijar una fecha y asignarle un nombre pretendemos abrir un canal en el tiempo que conecte nuestra conciencia colectiva en el presente con un pasado que se va perdiendo en la bruma del olvido. Es este el turno del Día del Holocausto, o Yom Hashoá, que nos da la oportunidad de reflexionar sobre lo que sucedió con la firme esperanza de que algo así no se repita. El filósofo alemán Theodor W. Adorno consideraba que: La exigencia de que Auschwitz no se repita es la primera de todas las que hay que plantear a la educación.

Con los términos: «Holocausto», «Auschwitz» o «Shoá» se describe algo más que un suceso trágico de la historia moderna, más bien se nombra una de las manifestaciones más extremas de la capacidad destructiva del ser humano, se trata sin lugar a duda de uno de los crímenes más terribles que se hayan cometido, y por lo mismo tenemos la obligación de estudiarlo para evitar que se repita. Ya que se trata de un crimen, lo que debe ocuparnos es su dinámica y para eso lo que debemos estudiar son las condiciones que lo hicieron posible sin que dejemos de recordar a las víctimas y justo para hacerles justicia, lo importante es el estudio de la naturaleza de lo perpetrado.

Lo que la memoria del Holocausto identifica como uno de los factores determinantes que hicieron posible este horroroso crimen fue el del nacionalismo alemán y sus teorías raciales que al fomentar una división de lo humano en distinciones de carácter étnico, moral, político y religioso llegó al extremo de perseguir y asesinar a miembros de varios colectivos como a judíos, gitanos, testigos de Jehová, homosexuales y a disidentes políticos. Lo que hace de Auschwitz un crimen aterrador es que lo que instrumentó fue la eliminación de los seres humanos a nombre de una supuesta “limpieza” de la humanidad, de sus “desechos” según su distorsionada visión de mundo; su perversión consistió en justificar el asesinato colectivo de otros seres humanos al negarles su derecho a vivir a partir de una ideología que se construyó desde una visión sectaria y radicalmente intolerante. Este es el peligro que surge cuando un grupo se considera elegido por D-os, la Historia o la Naturaleza y desde esta supuesta superioridad se abroga el derecho a destruir a los otros.

En este sentido, pensamos que para poder desarrollar una educación que no permita que la Shoá se repita, es fundamental que reconozcamos que los valores humanos universales deben siempre estar por encima de cualquier consideración sectaria: sea nacional, étnica, religiosa o moral.

La memoria del Holocausto y la exigencia de que no se repita debe ser por principio una demanda universal y solo así se puede exigir justicia para las víctimas de este y otros atroces crímenes contra la humanidad. Por principio y respeto a ellas ningún colectivo debería promover una lectura que beneficie sus intereses nacionales sin importar si están o no justificados, ninguna víctima merece más justicia que otra independientemente de su religión, nacionalidad, género o preferencia sexual, todas merecen ser recordadas y que se les haga justicia. En este sentido, el día de la Shoá no debería ser una excepción y ningún colectivo que busque honrar la memoria de las víctimas debería atribuírselo como si fuese su representante, ni el Estado de Israel ni las comunidades judías de todo el mundo. Después de lo sucedido la respuesta no es reivindicar el derecho de unas minorías sobre otras, sino más bien el convocar a una memoria universal que reconozca que el Holocausto fue un crimen contra la condición humana. Si queremos que un día del año se haga una pausa para demandar justicia, no permitamos que se convierta en la memoria de unos frente al olvido de los demás, se lo debemos a todas las víctimas de la barbarie humana, se lo debemos a nuestro futuro si en verdad queremos evitar que Auschwitz se repita.

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