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Breve recorrido por la Revolución Mexicana

Centro Deportivo Israelita, A.C.

El régimen del general Porfirio Díaz se caracterizó por treinta años (1877-1910) de “orden, paz y progreso” que la sociedad anhelaba después de setenta años de asonadas, levantamientos y una guerra civil entre liberales y conservadores, donde los primeros fueron los victoriosos. Al entrar Porfirio Díaz a la presidencia, se dedicó a aplicar el liberalismo en algunos aspectos políticos y económicos. Sin embargo, su gestión se caracterizó por la falta de democracia y represión a la oposición, la falta de movilidad social para mejorar sus condiciones socioeconómicas y la concentración de la riqueza en una elite frente a las grandes mayorías rurales y urbanas paupérrimas.

En 1908 en la entrevista de James Creelman a Díaz, este último declaró que veía con buenos ojos que se formara un partido de oposición para que lo sucediera en la presidencia. Al salir esta noticia, Francisco I. Madero decidió contender para las elecciones de 1910 a través del partido Antirreeleccionista. Sorpresivamente su campaña resultó muy exitosa y este fue aprehendido antes de las elecciones y llevado a la prisión de San Luis Potosí de donde logró escapar. Fue entonces cuando Madero expidió el Plan de San Luis donde invitó a la población mexicana a rebelarse contra el gobierno, el 20 de noviembre de 1910.

Para estas fechas el descontento de varios sectores de la sociedad hacia el régimen de Díaz era ya patente, y el plan encontró tierra fértil para que estos se unieran a la revolución a fin de derrocar a la dictadura de Díaz. Sin embargo, había sectores que deseaban únicamente un cambio político hacia la democracia, y otros que aspiraban a un cambio socioeconómico donde se repartiera la tierra y hubiera mejores condiciones de trabajo para el jornalero y obrero.

El éxito del movimiento revolucionario fue tal, que en cinco meses Díaz renunció a la presidencia (1911) y se exilió en Francia. Ese mismo año, Madero entró a la presidencia, pero su popularidad ya no era la misma que cuando inició su campaña debido a que no pudo cumplir con las demandas políticas, económicas y sociales de muchos de los grupos revolucionarios que lo apoyaron. Para 1913 a Madero lo había rebasado la situación revolucionaria: no podía controlar al Congreso debido al torrente democrático que se dio durante su gestión, no podía terminar con los levantamientos de descontento que se daban en diferentes regiones del país al no cumplir con lo estipulado en el Plan de San Luis -especialmente la promesa de entregar la tierra a sus antiguos propietarios y repartir los latifundios en pequeña propiedad- y tampoco podía ofrecer los puestos públicos a los revolucionarios que lo habían apoyado. El descontento en la sociedad estaba generalizado.

Esto llevó a que los porfiristas decidieran derrocar a Madero, para dar marcha atrás con el proceso revolucionario y volver a la “paz del antiguo régimen”. Finalmente, Victoriano Huerta general del ejército federal que Madero había heredado del antiguo régimen, encargado de pacificar las diferentes rebeliones en el país lo traicionó en un golpe de Estado, lo obligó a dimitir y después lo mandó asesinar. Tras ello, se impuso en el poder presidencial.

En lugar de que la dictadura de Huerta y el asesinato de Madero calmaran los ánimos revolucionarios, los exacerbaron aún más. Venustiano Carranza, gobernador de Coahuila se levantó con el Plan de Guadalupe para sacar a Huerta del poder y establecer un gobierno constitucional con una Constitución que se ajustara a las necesidades del siglo XX. Francisco Villa con un gran ejército popular, denominado División del Norte, salió de Chihuahua para vengar la muerte de Madero. En el Sur, en Morelos y zonas aledañas, Emiliano Zapata con el Plan de Ayala, luchaba por su parte, por la devolución y repartición de las tierras a los campesinos. Todos estos grupos lograron derrocar a Huerta en 1914.

Después de vencer a Huerta, los tres grupos revolucionarios se enfrentaron entre sí, para acceder al gobierno del Estado. Fue Venustiano Carranza quien contaba con la preparación desde el Porfiriato, para ofrecer un proyecto de nación nuevo para el futuro de México. Este, junto con el grupo de Sonora encabezado por Álvaro Obregón, logró imponerse y derrotar política y militarmente a Villa y Zapata, que si bien, luchaban por cambios socioeconómicos, no tenían la capacidad de estadistas con los conocimientos políticos y económicos para pacificar y consolidar al país.

Políticamente, Carranza y Obregón convocaron en 1917 a la redacción de una reforma constitucional que reconociera la Reforma Agraria para los campesinos, y la Ley del Trabajo con derecho a huelga para la clase obrera y la educación laica a toda la población mexicana. Con ello, lograron desarmar en el aspecto político a Villa y Zapata, ya que los sectores populares vieron que sus demandas socioeconómicas serían satisfechas de acuerdo a la Constitución, por lo que los dejan de apoyar socialmente.

Desde el punto de vista militar, la victoria fue más difícil. Pese a que la gente ya estaba cansada de tanta violencia, y que los ejércitos de Villa y Zapata, estaban muy debilitados, estos no fueron vencidos hasta que sus líderes fueron asesinados. Zapata en 1919 y Villa en 1923. No obstante, en 1919 Carranza y Obregón tuvieron diferencias, por la sucesión presidencial, lo que culminó con el asesinato del primero en 1920. Finalmente, Obregón fue asesinado en 1928, cuando trató de reelegirse como presidente, lográndose así, que la reelección presidencial fuera suprimida de la política mexicana, razón por la cual Madero se había levantado inicialmente.

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