Mi Cuenta CDI

Consecuencias sociales después de la lucha por la Independencia

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Diana Kuba

En el artículo anterior se habló de las consecuencias económicas de la lucha por la Independencia. Ahora habría que analizar, las consecuencias sociales después de esta, sin olvidar que la estructura social continuaba muy parecida a la de la época virreinal, pero que los once años de lucha obviamente provocaron cierta movilidad social y acceso de una endeble clase media a las esferas políticas.

Durante el siglo XIX socialmente sobresalía una mala distribución de la propiedad y de la riqueza entre los heterogéneos grupos que conformaban la sociedad mexicana, que tenía de todo, menos homogeneidad. La Iglesia aunque desde el siglo XVIII estaba experimentando un proceso de debilitamiento político y económico por el despotismo ilustrado de los Borbones y por el liberalismo español, seguía teniendo preponderancia política, económica y social en el nuevo país.

En la punta de la pirámide de la estructura social bastante reducida sobresalía una élite blanca de origen hispano, criollo y algunos mestizos, que era dueña de los medios de producción provenientes de la minería, las haciendas agrícolas, la incipiente manufactura y el comercio exterior, rubros cuya productividad había disminuido significativamente con respecto a la época colonial. Por sus oportunidades económicas, estos grupos eran quienes podían acceder a la riqueza y a la cultura.

La élite dividida en las clases alta y sectores medios formada por los miembros notables de la sociedad, se enfrentaba a la población mayormente indígena, y a los mestizos provenientes de las castas y de la mezcla del español con el indio. Estos últimos grupos se caracterizaban generalmente por el distinto tostado de la piel y por solo poder vender su fuerza de trabajo, la cual no podía ocuparse en su totalidad en este tipo de economía tradicional. Es decir, el desempleo y subempleo eran severos para un país que iniciaba su emancipación.

Algunos historiadores consideran que estas masas populares vivían al margen de los problemas políticos, económicos y sociales que acontecieron durante el siglo XIX. Problemas que sí les afectaban, pero en los que según ellos no participaban activamente para resolverlos. Hay autores que han cuestionado este planteamiento y consideran que aunque estas clases no participaron activamente en las luchas políticas de las élites, sí fueron objeto de preocupación, de manejo político y de resistencias para los distintos proyectos de Estado-nación que se dieron en el siglo XIX. Generalmente fueron usadas en las levas del ejército, especialmente en la guerra contra Estados Unidos y estudios contemporáneos han destacado el manejo de acciones políticas al interior de sus comunidades, marginales a las de la alta esfera estatal, donde las facciones principales se debatían por imponer un proyecto de nación.

En mi opinión personal, hay muchos juicios qué replantear sobre esta cuestión y hay muchos objetos de estudio con un gran espectro de temas por investigar, que arrojarían luz a nuestro presente para comprender el cómo se manejan, conducen y actúan políticamente las mayorías diversas de la población, tanto de los sectores medios bajos populares como de las comunidades indígenas, aunque parezca que su participación en la gobernanza del Estado es nula.

Efectivamente, para el siglo XIX, las mayorías indígenas no hablaban español. La población mestiza incluyo a lo que antes se denominaban castas en los más, no sabían leer y escribir. No obstante, estudios recientes han demostrado que sí podían ser movilizados por líderes con sensibilidad social, que buscaban conseguir gracias a su participación violenta objetivos políticos, tales como, acceder al poder gubernamental.

Después del movimiento revolucionario de Hidalgo, estas capas populares eran temidas por las élites y estratos medios de los notables criollos, los cuales se sentían que eran los idóneos para dar las directrices del nuevo Estado-nación. Como dice Charles A. Hale, ante la posibilidad de que estos grupos, base de la pirámide social, intervinieran política y activamente en el país mediante actos violentos donde se daba el saqueo, el robo y donde salían a relucir sus demandas económico-sociales las élites y estratos medios reaccionaban con un “conservadurismo criollo”; es decir, con un gran temor de ser rebasados socialmente en sus intereses políticos y económicos por el furor de las masas. Me pregunto y cuestiono al lector ¿si cree que ese temor social sigue vigente en las élites actuales ante las manifestaciones de oposición política de las mayorías, algunas violentas y otras desafiantes a los intereses de las clases acomodadas?

Sin embargo, la gente de 1821 estaba llena de optimismo, primero porque no estaban conscientes de la profundidad de esta problemática y creían que el estado lastimoso del país sería pasajero. Había en el ambiente una fe en la riqueza potencial con que la naturaleza había dotado al suelo mexicano, especialmente de la riqueza de la plata y de las tierras supuestamente fértiles. Para las élites de esta época era lógico pensar que con unas medidas razonables estatuidas en una constitución se daría el milagro de devolver el bienestar a la minería, a la agricultura, al comercio y a la futura industria. Solo que el problema era más complicado, ya que había que empezar con la pregunta de ¿cuáles eran esas medidas razonables que harían el milagro de mejorar la situación mexicana?, ¿cuál sería el proyecto de nación, tanto político como económico, que se debería llevar a cabo?

Las contestaciones a todas estas cuestiones no eran fáciles de responder y por los acontecimientos que se dieron durante el siglo XIX, inducen a pensar que para el momento había una falta de proyecto de nación en una sociedad devastada política, económica y socialmente después de once años de lucha por su independencia.

Consecuencias económicas de la lucha por la Independencia

El movimiento de Iturbide y la consumación de la Independencia

El movimiento Revolucionario de Miguel Hidalgo y Costilla

Los deseos autonomistas antes de la independencia (Segunda parte)

Los deseos autonomistas antes de la independencia (Primera parte)

Sorpresas y valores de familia

Jóvenes judeomexicanos visitan proyectos Wizo en Israel

Propuestas de Piketty en el capital en el siglo XXI (cuarta parte)

Propuestas de Piketty en el capital en el siglo XXI (tercera parte)

Propuestas de Piketty en el capital en el siglo XXI (segunda parte)

Propuestas de Piketty. El capital en el siglo XXI

Éxito de Israel ante la lucha contra la sequía

Lo indescriptible e imprescriptible de la Shoá

Riesgos al idealizar un proyecto de nación

Importancia del voluntariado en organizaciones sociales comunitarias como forma de participación ciudadana

Ayotzinapa, ejemplo de arbitrariedad e impunidad acumuladas

¿Gobernar y cumplir o promover la imagen pública?

Identidad y diversidad dentro del problema Israelo-Palestino

Reformas de estado y operatividad

El peso de los hábitos en la política mexicana

Cultura y fe

Diálogo entre Liberalismo y Socialismo

El espíritu religioso

Israel ¿una democracia?1

Rescatar a la cultura con “C” mayúscula

Redefiniendo el concepto de cultura

Efectos de la primacía de una cultura

Mensajes de la Shoá para la contemporaneidad

Apañando a las jovencitas antes que caigan

Empoderamiento de la mujer dentro del ejército Israelí

Árbol de olivo

Los Armenios de Israel

Compromisos cumplidos, labor de WIZO en México

Israel ¿una democracia?