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Economía en el siglo XIX, Librecambismo versus Proteccionismo

Centro Deportivo Israelita, A.C.

Durante casi un año he estado escribiendo sobre una visión política de parte de la historia mexicana del siglo XIX; es decir, desde el movimiento de Independencia de 1810 hasta el año de 1847, cuando cae la República Central.

En un artículo anterior, expliqué que después de la guerra de la Independencia, la economía del nuevo país se había minado en todos los rubros económicos de esa época. Si bien, estudios actuales han mostrado que la economía de la Nueva España del siglo XVIII era de las más prósperas del mundo en aquella época, la destrucción que implicó la lucha civil por la Independencia, causó una gran devastación económica, de la cual el país no pudo recuperarse, hasta la entrada al Porfiriato (1876-1910). Tanto la agricultura, minería, comercio exterior e interior y la incipiente industria de la economía mexicana estaban gravemente afectadas, por lo que su producción y dividendos no podían sostener al país en formación.

Para salir de esta debacle económica, en el México del siglo XIX hubo dos proyectos económicos a seguir: el del librecambismo basado en las teorías económicas del laissez-faire, o sea, dejar hacer y dejar pasar, y el proteccionismo económico.

El liberalismo económico o librecambismo que hoy día se ha denominado neoliberalismo consistía y consiste en el principio de la libertad económica como punto de partida de todas las demás libertades y en dejar libres, sin la intervención humana o del Estado, a las fuerzas económicas para el desarrollo económico y social. Para esta corriente surgida de Adam Smith, John Locke, Jean Baptiste Say, Gaspar Melchor de Jovellanos y Álvaro Flores Estrada, las mismas fuerzas de la libre oferta y demanda conseguirían, por un proceso natural de competencia, el equilibrio económico y social. Es una tendencia que impugna la rectoría y regulación del Estado en el desarrollo económico de un país, y propugna la casi nula intervención del Estado en la regulación de la propiedad privada.

Asimismo, favorece la circulación irrestricta del comercio; es decir, que no haya impuestos a las exportaciones e importaciones de los productos comerciales, a fin de favorecer la libre competencia y el desarrollo de la economía. Aunque era y es difícil aplicar esta teoría a la realidad en su sentido puro, hay que saber que su objetivo es dejar libres las fuerzas del mercado para que se desarrollen naturalmente.

En contraposición, se encuentra el proteccionismo económico que proviene principalmente de los principios mercantilistas de orden tradicional, usados por la metrópoli española durante los siglos XVI al XVIII, aunque después de las reformas borbónicas se empezaron a implementar algunas prácticas librecambistas, atacando a los monopolios comerciales, abriendo más puertos para la libre competencia y agilización de la economía, y permitiendo cierta comercialización entre las colonias americanas.
Esta corriente se fundamentaba en la regulación e intervención del Estado en el desarrollo económico. Por consiguiente, el Estado es el gran concesionario de la riqueza y cede a través de concesiones derechos de propiedad y de empresa a la agricultura, minería y al comercio. De aquí, que pueda favorecer los monopolios económicos para el desarrollo de la economía, que debilitan la libre competencia. En esta tendencia se supone que el Estado como concesionario cobra impuestos por todo lo que se produce y vende, cobra aranceles a la exportación e importación y, en ciertos casos, controla el valor cambiario de las monedas. A través de una política de restricciones económicas, algunas veces según convenga a la circunstancia se favorece a los comerciantes, a los manufactureros o industriales, a los comerciantes o a los agricultores.

En el caso del siglo XIX, para salir del estancamiento económico, hubo ideólogos que se apoyaron en los principios del librecambismo y otros en el proteccionismo económico. Importante destacar que el defender estas corrientes económicas, no correspondía a la postura política que una persona detentaba. Es decir, Si una persona era centralista no necesariamente iba a defender el proteccionismo económico. Si se era federalista, tampoco implicaba que se estaría a favor del librecambismo. Igual si uno era anticlerical o proclerical, no quería decir que sería librecambista o proteccionista, respectivamente. Caer en esta esquematización, corre el riesgo de caer en fuertes confusiones.

Interesante destacar que hasta hoy día, en un mundo mucho más complejo, estas teorías siguen vigentes. No obstante, se han ido transformando al adaptar sus propuestas a las exigencias de la situación económica de cada época. En términos generales, se puede decir, que después de la Revolución Mexicana, la teoría económica que prevaleció hasta 1998, fue la de corte proteccionista y la de un Estado promotor, regulador e interventor en la economía. De esta fecha hasta la actualidad se ha experimentado en casi todo el orbe, la oleada neoliberal, la cual de acuerdo a los acontecimientos que hemos vivido en el último año, nuevamente se está cuestionando en un ambiente de inconformidad mundial, manifestado en la salida de Gran Bretaña del mercado europeo y en el triunfo de Trump, su política de aislacionismo económico y su presión de revisar el Tratado de Libre Comercio, entre otros hechos que indican, posiblemente, un cambio.

1) En el último artículo de esta serie dije que después de la caída de la República Central, abordaría cómo se estableció nuevamente la República Federal en 1847, y cómo pretendió conseguir fondos para enfrentar la guerra contra Estados Unidos. También expresé que para ello, tendría que abordar cómo inició este enfrentamiento con la guerra por la independencia de Texas, en 1836. Sin embargo, he decidido cambiar el orden y darle al público un panorama de parte de la situación económica del siglo XIX, para que comprenda que detrás del escenario político, hay una situación financiera que está carcomiendo al país, el cual simultáneamente experimenta una crisis política en la búsqueda de un proyecto de nación a seguir.

2) Consecuencias económicas de la lucha por la independencia.

La República Central. Tercera parte y última de este periodo

La República Central. Segunda parte

La República Central. Primera parte

Inicios de la primeras República Federal (Quinta y última parte)

Inicios de la primeras República Federal (Cuarta parte de cinco)

Inicios de la primeras República Federal (Tercera parte de cinco)

Inicios de la primeras República Federal (Segunda parte de cinco)

Inicios de la primeras República Federal (Primera parte de cinco)

Dificultades en los inicios de la vida Independiente Mexicana (Cuarta y última parte)

Dificultades en los inicios de la vida Independiente Mexicana (tercera parte)

Dificultades en los inicios de la vida Independiente Mexicana (segunda parte)

Dificultades en los inicios de la vida Independiente Mexicana (Primera parte)

Desafíos para la búsqueda del nuevo ser nacional mexicano (segunda parte)

Desafíos para la búsqueda del nuevo ser nacional mexicano (primera parte)

Consecuencias sociales después de la lucha por la Independencia

Consecuencias económicas de la lucha por la Independencia

El movimiento de Iturbide y la consumación de la Independencia

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Propuestas de Piketty en el capital en el siglo XXI (tercera parte)

Propuestas de Piketty en el capital en el siglo XXI (segunda parte)

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