Inicios de la primeras República Federal (Cuarta parte de cinco)

//Diana Kuba

La llamada administración de Jalapa gobernó dentro de la República Federal bajo un centralismo velado de 1829 a 1832. Estuvo al mando del vicepresidente y general Anastasio Bustamante, cuyo asesor intelectual era el Ministro de Relaciones, Lucas Alamán. En esta se trató de imponer un nuevo orden centralista bajo el agua, sin cambiar las leyes federalistas.

En estos tres años se puso orden en la Hacienda Pública, lográndose reducir los gastos y aumentar los ingresos. Se impulsó el comercio y la industria. También se pudo llegar a un acuerdo con el Vaticano para que nombrara a los ministros eclesiásticos faltantes en el país independiente, ya que la Curia Romana no había reconocido la Independencia y no estaba dispuesta a aceptar la presión de los gobiernos mexicanos a fin de que el derecho de Patronato Real perteneciente a la Corona española, se lo cediera a México, máxime que tenía que quedar bien con el rey de España Fernando VII y no le convenía ceder tantos atributos que la habían debilitado en América.

El Patronato Real era una prebenda que el Papa Alejandro VI de Borgia le había dado a los Reyes Católicos después de los descubrimientos de América, en la que se le daban a España las facultades de nombrar a la gente que ocuparía los puestos eclesiásticos para administrar religiosamente las iglesias en España e Hispanoamérica, de que la Corona española se encargara de cobrar el diezmo de la Iglesia, y también pudiera censurar cualquier escrito que el Vaticano enviara a sus territorios para que se corrigiera en beneficio de los intereses de la metrópoli española. Todos estos derechos se le dieron a España a cambio de que se encargara de la evangelización en Hispanoamérica.

Esta prebenda provocó que la autoridad civil, representada en la Corona española, tuviera sujetada a la Iglesia por tres siglos, sin que la Curia Romana pudiera entrometerse en los asuntos eclesiásticos y religiosos de España y sus territorios ultramarinos. Obviamente, después de lograda la Independencia, el Vaticano y la Iglesia del nuevo país, no querían que este derecho continuara, pero los gobiernos del México independiente deseaban continuarlo, porque les permitía una fuerte sujeción sobre la Iglesia mexicana. Como este problema no se resolvía, el país que era sumamente católico, se fue quedando sin ministros eclesiásticos para que le administraran la religión a la población. De aquí, la importancia de que la Administración de Jalapa lograra que el Vaticano nombrara a los obispos y sacerdotes de las iglesias que necesitaba el país.
En los aspectos económico y comercial, durante esta administración se impulsó el Banco de Avío, que servía para financiar la incipiente industria mexicana. Si bien, este banco fue un fracaso, debido a malas decisiones de inversión y a favoritismos personales en los préstamos, fue un intento de promover la industria y la manufactura.

Los estados se dieron cuenta de la apariencia federal con la que se decía que era la república, y reprobaban la sujeción centralista a los que los había sometido el ministro Alamán y el vicepresidente Bustamante. Alamán trató de fortalecer la presencia mexicana en Texas, porque ya se veía el riesgo que se corría con la inmigración estadounidense, pero su proyecto de colonización hispanoamericana también fracasó. Para ese tiempo el general Manuel Mier y Terán comandante de esa zona, le había escrito que si no se cuidaba el territorio texano, se perdería, ya que se estaba llenando de inmigrantes estadounidenses que se habían instalado sin permiso y no obedecían las condiciones que el gobierno de México les había impuesto en 1823 a los primeros colonos para establecerse ahí. Estas eran: hablar Español, profesar la religión católica y prohibir la esclavitud.

La oposición de la Administración de Jalapa estaba formada por federalistas y anticlericales a fin de competir en las próximas elecciones de 1832 con el general Manuel Mier y Terán, mencionado arriba, como candidato, pero este repentinamente se suicidó frente a la tumba de Agustín de Iturbide en Padilla, Tamaulipas, y estos se quedaron sin candidato a la presidencia.

Lo que provocó la caída de esta administración-corta en duración, pero profusa en acciones para resolver problemas de fondo- fue el fusilamiento de Vicente Guerrero tratado en el capítulo anterior y la revolución de 1832 encabezada por Antonio López de Santa Anna en favor del federalismo, unida a la inconformidad de los estados molestos del centralismo velado, quienes pidieron la dimisión del vicepresidente Bustamante y de todo su gabinete. Acto seguido demandaron en los Convenios de Zavaleta que la presidencia fuera ocupada por Manuel Gómez Pedraza, el presidente electo que se había desconocido en 1828, debido al motín de la Acordada y los saqueos del Parián que habían elevado ilegalmente a Guerrero a la presidencia. Este regresó del extranjero para gobernar al país por escasos tres meses y preparar las próximas elecciones para presidente, que le darían a Santa Anna el paso a la presidencia.

(1) Para entender lo que significaba este problema, hay que imaginarnos que los judíos en cualquier lugar de la diáspora, se quedaran sin las autoridades rabínicas para orientar a los feligreses en asuntos y servicios religiosos y espirituales.

Inicios de la primeras República Federal (Tercera parte de cinco)

Inicios de la primeras República Federal (Segunda parte de cinco)

Inicios de la primeras República Federal (Primera parte de cinco)

Dificultades en los inicios de la vida Independiente Mexicana (Cuarta y última parte)

Dificultades en los inicios de la vida Independiente Mexicana (tercera parte)

Dificultades en los inicios de la vida Independiente Mexicana (segunda parte)

Dificultades en los inicios de la vida Independiente Mexicana (Primera parte)

Desafíos para la búsqueda del nuevo ser nacional mexicano (segunda parte)

Desafíos para la búsqueda del nuevo ser nacional mexicano (primera parte)

Consecuencias sociales después de la lucha por la Independencia

Consecuencias económicas de la lucha por la Independencia

El movimiento de Iturbide y la consumación de la Independencia