Shavuot visto desde un punto de vista crítico filosófico

//Diana Kuba

Esta semana festejaremos Shavuot, por lo que me gustaría compartir algunas reflexiones que surgen de esta festividad desde una perspectiva crítica filosófica.
Hay autores judíos que han discernido sobre la importancia del monoteísmo en el pueblo de Israel y han llegado a la conclusión de que esta idea fue revolucionaria en el sentido que rompe con las teogonías del Cercano Oriente, al plasmar en la Biblia un D-os trascendente, omnipotente, omnisciente e independiente de la naturaleza y del hombre.

A diferencia del politeísmo de Medio Oriente en la antigüedad, D-os no está hecho de la misma sustancia que la naturaleza y el hombre, como las deidades de las religiones mesopotámicas, egipcia y griega, que nacieron de un fenómeno sobrenatural, pero surgido de la misma naturaleza, ya sea de un abismo con aguas primigenias o de una lucha entre dioses, que comparten emociones, sentimientos y pulsiones humanas. La idea revolucionaria del monoteísmo estriba en que D-os por Su voluntad realizó la Creación y creó al hombre. Por consiguiente, Él es el Creador del universo, la Tierra, los seres vivos y todos dependen de Él.

No solo eso, otra innovación del pensamiento bíblico es que D-os tuvo la capacidad de dialogar con el hombre de una forma democrática. En un acto de desbordamiento de necesidad y amor, buscó a un hombre ordinario -no a un rey o a un alto sacerdote- y eligió a Abraham como patriarca para establecer un pacto primario. Asimismo, le anunció que de él saldría un gran pueblo que tendría el compromiso de seguir su plan Divino. De tal manera, que D-os le ofreció al hombre una brújula de lo que desea de él.
A través del diálogo de D-os con Abraham, Moisés y otros enviados bíblicos, con el objetivo que se cumpla Su proyecto ético-moral en su obra creadora, inició también la novedad en la antigüedad de concebir al tiempo históricamente, ya que D-os tiene un fin para el hombre, por lo que se comunicó con él, y a través de ese diálogo, iniciaron los ‘acontecimientos históricos’ a fin de que Su programa sea cumplido. Con ello, surgió la concepción lineal, ascendente y progresiva del tiempo que se orienta hacia la consecución de este fin. Esta idea fue también revolucionaria en la antigüedad, en la medida que rompió con el ‘mito del eterno retorno’ o la concepción cíclica del tiempo de las culturas antiguas.

En ese devenir histórico tuvo lugar la liberación de los hebreos de la esclavitud de Egipto, donde D-os afirmó su hegemonía en la historia del hombre, mostrándoles a los hijos de Israel como con brazo fuerte y firme los emancipó. Además, les demostró bajo un acto redentor llenos de amor, que cumplió su promesa con los patriarcas al dirigirlos a la Tierra de Canaán y, por tanto, que se preocupa por ellos y les tiene una gran preferencia.

Posteriormente, Su espíritu democrático se refrendó en el Pacto del monte Sinai, que es el paradigma de esta democracia, ya que en una teofanía D-os se le reveló a todo un pueblo, para darle la Torá o la Ley de D-os, a fin de que el mundo no cayera en un caos. Esta alianza entre D-os y el pueblo de Israel mediante la entrega de los Diez Mandamientos y parte de la Torá, es lo que celebramos en Shavuot. En esta teofanía D-os les habló a todos los israelitas personalmente y en segunda persona, para dar a entender que les habla a todas las generaciones por venir y de todo momento presente en la historia, de la misma manera interpersonal que les habló a sus antepasados, para que cumplan Su programa con libertad y responsabilidad.

Asimismo, la respuesta del pueblo de Israel fue incondicional, expresada en la proclamación: “haremos y obedeceremos” o “Na’asé Venishmá”. En este caso el concepto de Nishmá, implicó no solo escuchar, sino entender el significado de la Ley que le fue dada, para obedecerla y cumplir con el proyecto ético-moral de D-os en el mundo.
Con la entrega de la Torá, siete semanas después de la liberación de Egipto (Pésaj), se les ordenó a los israelitas una serie de preceptos que contienen grandes valores humanos, que conviene rescatar para los tiempos turbulentos que estamos viviendo en la actualidad. Entre ellos, amarás a tu prójimo como a ti mismo, que se puede interpretar como la gran responsabilidad que tiene un judío por su semejante, dentro de su Comunidad y por el otro, fuera de ella con quien ha convivido en la diáspora. En ese amar al prójimo como a uno mismo, hay un sentido de justicia social en la necesidad de empatizar y preocuparse por los grupos más vulnerables de la sociedad: el pobre, la viuda, el huérfano y el converso.

En relación al modo de conducirse con el otro que no profesa la fe mosaica prescribió: “Y al extranjero no engañarás, ni angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la Tierra de Egipto”. Con esta ley se prohibió en el judaísmo, la xenofobia y el deseo de oprimir, ni tratar mal a nuestro prójimo judío, ni al distinto de esta religión o pueblo.
De tal manera que festejar Shavuot, es celebrar una serie de prescripciones humanas que fueron conferidas al pueblo israelita, hoy judío, para cumplir comprometidamente con un programa ético-moral dentro de nuestra Comunidad y en el mundo. Invito al lector a reflexionar sobre este punto a fin de mejorar nuestro entorno. Les deseo a todos un Jag Sameaj.

(1) Las reflexiones están basadas en Iejezkel Kaufmann, Binyamín Uffenheimer y Yochanán Muffs, y en las enseñanzas de la maestra Sara Rosenberg Druker de la Universidad Hebraica.

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